Bomberos luchando contra el fuego en los incendios del verano de 2025 en Castilla y León.
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Incombustibles

VIEJAS REIVINDICACIONES QUE SIGUEN VIGENTES

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Jorge Nieto del Castillo

Coordinador estatal de agentes medioambientales de CCOO

Hace ya veinte años que comencé mi aventura en el mundo de los incendios forestales. Durante aquella primera campaña me invitaron a formar parte de una asociación de trabajadoras y trabajadores que estaba organizándose para luchar por mejorar sus condiciones laborales (más tiempo en la contratación, mejora en los salarios, unificación de condiciones sin distinción del lugar de contratación…). Alguien entendía que el camino para llegar a ese objetivo era asociarse, generando una red de trabajo entre los distintos centros que diera lugar a organizar acciones colectivas. Nada nuevo que no hubieran puesto en práctica ya numerosas luchas previas en otros ámbitos, pero que cabe reseñar, es el camino correcto. Unir fuerzas frente a un objetivo común.

Aquella asociación funcionó, y funciona en la actualidad, aunque a medida que se recorría el camino de nuestras reivindicaciones supimos que para poder avanzar deberíamos utilizar la correa de transmisión que el sistema tiene ante las necesidades y reivindicaciones de las personas trabajadoras y su consecución: los sindicatos.

Tuve la suerte de que, por afinidad ideológica, por ser hijo de un sindicalista de los de antes, por haber crecido entre las paredes del edificio de los sindicatos en mi ciudad o por ser un niño travieso que en alguna ocasión tiró paquetes de tabaco arrugados a Marcelino Camacho en sus intervenciones, mi camino se uniera a las Comisiones Obreras antes de que yo lo supiera.

Hecha mi introducción histórica, solo me queda recordar que la buena organización de esa asociación, junto con el trabajo de los sindicatos y sobre todo el músculo y la fuerza de las personas de todo el colectivo que estaban detrás, llegando incluso a mantener una huelga durante más de 100 días, consiguió muchos de sus objetivos, siendo en la actualidad un dispositivo referente a nivel nacional.

Viejas reivindicaciones que siguen vigentes

Tristemente hablamos de una mejora de condiciones en un pequeño grupo de trabajadoras/es de los casi 40.000 entre Bomberos Forestales, Agentes Medioambientales, Vigilantes, Técnicos… que conforman los dispositivos de extinción de incendios en el territorio nacional. A modo de ejemplo, cabe reseñar que 20 años después, las reivindicaciones que antes mencionaba, a fecha de hoy siguen vigentes en territorios como la Comunidad Autónoma de Castilla y León, y se mantiene la lucha por ellas.

Este verano ha puesto a la sociedad, y principalmente a los políticos, frente al espejo de la realidad, la realidad que muchos veníamos notando que llegaría. No podemos hablar de episodios cíclicos, años buenos o malos, los grandes y virulentos incendios han venido para quedarse y debemos pensar en cómo minimizar los daños que puedan causar.

Normas, directrices y servicios obsoletos

Todavía muchas comunidades autónomas, a pesar de las obligaciones legales de mantener planes de extinción y prevención todo el año, siguen organizando sus dispositivos por épocas de peligro de incendios, sin asumir que la estacionalidad de los incendios forestales acabó hace años, más aún si cabe con el cambio climático, y que la necesidad de un dispositivo integral y anual que trabaje en la prevención es el camino correcto.

No podemos mantener servicios de extinción de incendios creados y regulados en el siglo pasado, con normas y directrices que tal vez en su momento fueron las más idóneas, pero que ante la evolución actual del panorama han quedado obsoletas. Como se dice en nuestro mundillo, “el fuego corre más que nosotros” y debemos adelantarnos si queremos evitar tragedias como la vivida este verano.

La Ley 4/2024 Básica de Agentes Forestales y Medioambientales y la Ley 5/2024 Básica de Bomberos Forestales, normas con un trabajo ingente detrás por parte de nuestro sindicato, a su vez son el impulso para llegar a nuestros objetivos. Pero falta mucho trabajo por hacer de cara a desarrollarlas, tanto a nivel estatal como en las CCAA, y ahí es donde debemos estar presentes una vez más para dar la batalla.

Paisajes mosaico, planes periurbanos de protección, quemas prescritas, gestión del combustible, investigación de causas, educación ambiental… son cuestiones vitales para afrontar el nuevo paradigma de los incendios forestales. Que seamos capaces de engranar todas estas cuestiones bajo el mismo paraguas organizativo es un reto difícil, más aún si cabe con el cajón de sastre que implica tener transferida la competencia de la extinción de incendios forestales a las comunidades autónomas, las cuales presentan diferencias de calado entre sus dispositivos. A este reto debemos enfrentarnos como sindicato de clase que somos.

Los y las representantes de CCOO siempre hemos tenido clara nuestra hoja de ruta en la lucha contra los incendios forestales. Se debe trabajar el problema desde una visión global, no existe una única solución, son muchos los aspectos a tratar para intentar disminuir la gravedad de los incendios que nos vienen, partiendo de la piedra angular de la profesionalización de los trabajadores y trabajadoras y la implementación de mejoras en todos los colectivos implicados, la unificación de criterios en aspectos tan básicos como la formación o métodos de trabajo, comunicaciones, protocolos de seguridad.

Las personas que nos enfrentamos a los incendios sabemos bien que el trabajo de un solo batefuegos no es efectivo, que una descarga de agua sin gente en tierra que la apoye es baldía o que una línea de defensa siempre se hace mejor repartiendo la tarea. El trabajo en equipo es la primera premisa para conseguir nuestros objetivos en incendios forestales y esta premisa es extensible al camino que nos queda por recorrer para poder llegar a nuestro otro objetivo. Tener un dispositivo dimensionado, formado, modernizado, acorde con esta nueva generación de incendios que nos acecha.

Mi experiencia personal de este año en los graves incendios acaecidos no ha hecho más que aumentar mis ganas de luchar por mejorar las condiciones de todas y cada una de las personas que trabajan en incendios, porque una vez más he podido ver el verdadero capital humano que trabaja en ellos. Se juegan la vida en circunstancias nunca vistas, con jornadas maratonianas, esfuerzos físicos titánicos, y siempre con una solidaridad desmesurada, dando más de lo que tienen, día tras día. Incombustibles.
Desde estas páginas, gracias a todos y cada uno de los compañeros que han trabajado en los incendios forestales de este verano.