El falso “e interesado” conflicto entre pensionistas y jóvenes

Por Marisa Castro Fonseca, Secretaria General de la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO Madrid

Desde hace varias décadas, la clase trabajadora viene sufriendo ataques despiadados, cimentados en conquistar las mentes y corazones de la sociedad, tratando de que la ley de la selva se imponga a los mínimos criterios éticos, estéticos y políticos afines a nuestros intereses, que son los de la inmensa mayoría de la gente.

Nuestro principal enemigo, el neoliberalismo, empeñado en recortar gastos sociales, desregular y privatizar, va aumentando su poder de influencia en la conformación de un relato que explica nuestras vidas, es esencialmente perverso y parece abrirse paso cada vez con más fuerza y en más sitios, apoyado por el auge de la extrema derecha.

La realidad es que la fragmentación de la clase trabajadora nos ha hecho mucho daño. Se han ido introduciendo identidades enfrentadas en el pensamiento generalizado: trabajadores de “mono” y de “oficinas”; mujeres y hombres; diversas orientaciones sexuales, inmigrantes y “españoles”, “blancos” y gente de “otros colores”, jóvenes y mayores.

Estas fragmentaciones nos debilitan. Todas las personas que se ganan su vida con su trabajo pueden pertenecer a cada una de las categorías mencionadas. Cada una de esas particularidades no se ha de hacer una causa superior a la de la clase trabajadora, sino todo lo contrario, tenemos que aprovechar esa pluralidad para construir una clase trabajadora enriquecida y consciente de su diversidad.

Las pensiones como ariete contra el sistema de protección social

En una de esas fragmentaciones, la de jóvenes y mayores, es donde se apoya el llamado “conflicto intergeneracional”, utilizando las pensiones como ariete contra uno de los pilares de sistema de protección social del que disfrutamos gracias a la lucha, sobre todo, de esa generación que hoy vive una vejez con unas pensiones que, en según qué casos, ofrecen un paraguas de sostenimiento económico, no sólo para los pensionistas, sino para la economía del país en general.

Se ha extendido el mantra neoliberal de que los pensionistas somos una clase privilegiada, una especie de parásitos improductivos, mientras que los jóvenes están condenados a la precariedad.

En la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO de Madrid tenemos muy claro lo que es ser un sindicato sociopolítico como el nuestro, que no sólo se organiza y pelea en el centro de trabajo por las condiciones de trabajo inmediatas (salario, jornada, salud laboral, negociación colectiva, etc.) y que las pensiones forman parte del salario diferido al que tienen derecho las personas trabajadoras. Sabemos que pilares como la Sanidad o la Educación Pública son elementos imprescindibles, junto a otras prestaciones sociales que han de ser contempladas, desarrolladas e implementadas por el gobierno del país y todas las formas de gobierno del Estado, gracias a la riqueza generada en el mundo del trabajo. Queremos, y por ello nos preocupa y ocupa, que ese salario diferido se transforme en gasto social y sea un mecanismo de reequilibrio en nuestra sociedad.

Quienes atacan los mecanismos de protección social, especialmente las pensiones de hoy, además de querer embridar a la clase trabajadora, pretenden minar un sistema para que vaya desapareciendo y sea trasladado al ámbito de lo privado, de manera que sólo las elites dispongan de cierto bienestar en su vejez. Es decir, están hipotecando el futuro de los jóvenes actuales, cuya principal preocupación no es su pensión sino que no pueden emanciparse del hogar familiar, no tienen acceso a la vivienda, el miedo les atenaza y la explotación laboral forma parte de sus vidas, entre otros problemas que les afectan.

El falso dilema entre pensionistas y jóvenes

Dejo muy claro que es falso el dilema entre pensionistas privilegiados y jóvenes condenados a pagar sus pensiones. Los que fomentan estos falsos y malvados razonamientos son aquellos que tras determinadas formaciones políticas, herramientas de los más poderosos, se oponen tanto al mantenimiento de las pensiones públicas y su revaloración periódica, como a la actualización del SMI, el fortalecimiento del diálogo social y tantas otras medidas sociales y económicas que favorecen a la sociedad y a la juventud especialmente.

Hemos sido jóvenes, conocemos el potencial que intrínsecamente conlleva la juventud. Nuestra Federación está deseosa de que las CCOO sean transformadas, abordadas y nutridas por estos jóvenes que, desde su condición y conciencia de clase trabajadora, sienten la necesidad de organizarse en nuestro sindicato.

Tras nuestro próximo congreso pondremos en marcha iniciativas tendentes a establecer diálogos intergeneracionales para diseñar conjuntamente estrategias que aborden la difícil situación que vivimos actualmente, comenzando por un serio análisis de la realidad, porque analizar la realidad es comenzar a transformarla.

Queremos romper mentiras que, muchas veces, se construyen a base de medias verdades.

Siento orgullo de afrontar el reto de dirigir esta Federación y asumo el peso de la responsabilidad que ello supone. Es una tarea que voy a desempeñar con la ilusión de quien ya tiene mucha juventud acumulada, poniendo junto al nuevo equipo y órganos de dirección que emanen del Congreso de marzo todo nuestro bagaje sindical que acumulamos.

Llamaremos a las y los jóvenes, hablaremos con ellos. Sabemos que tienen que ser mejores que nosotros. Queremos caminar de la mano de quienes mañana ocuparán nuestro lugar. Queremos entrelazar utopías y construir un hoy digno para legarles un mañana cargado de esperanza que no se dejará devorar por el desaliento.

Cada generación tiene sus retos, la nuestra ha sido conquistar la democracia, la vuestra defenderla y juntos profundizar en la defensa del necesario Estado de bienestar para construir una sociedad más justa.

Pondremos nuestro granito de arena para coser y no para fragmentar.

Por Marisa Castro Fonseca, Secretaria General de la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO Madrid