"Hay un Madrid mejor posible"

Bergerot defiende el optimismo y la voluntad para conquistar el poder en la Comunidad de Madrid, en manos de la derecha desde hace casi cuatro décadas. Más Madrid, declara, es un proyecto arraigado y sólido.

Dirección: Luis Lombardo. Texto: Isabel García Cía. Fotos: Fran Lorente. Vídeo: Bruno Costa, Fran Lorente. Edición: Bruno Costa, Darío Bermúdez

Fue una niña sin papeles, una exiliada argentina, una inmigrante en la España de la transición. Es hija de unos padres de pasado “montonero” que lucharon contra la dictadura de Videla. Manuela tenía dos años cuando llegó a Madrid.

Todo eso tiene que marcar. Todos esos condicionantes seguro que ponen a una persona en determinado lugar en el mundo. A Manuela todo aquello le indicó un camino: el activismo por la Memoria, la lucha por los Derechos Humanos. Trabajó en la querella argentina contra los crímenes del franquismo. Y, finalmente, la vida la ha traído hasta donde está: en la política madrileña. Es diputada y portavoz de Más Madrid en la Asamblea madrileña.

P. ¿Tu pasado, tus lazos familiares, tu origen…todo eso te ha influido para entrar en política?

Sí. Yo llego a Madrid, junto con mis padres, como refugiados políticos de la dictadura argentina. Llegamos a lo que era un pueblito muy pequeño en aquella época, Torrelodones, que todavía estaba haciendo la transición a finales de los 70. Nos encontramos allí con otras familias de exiliados políticos argentinos y chilenos, y con familias de emigrantes andaluces y extremeños. Además, claro, con la gente de toda la vida del pueblo, una comunidad fracturada por la guerra.

Cuando llegas a un lugar donde no tienes familia de sangre- eso cualquier migrante lo sabe, no solo los refugiados políticos- sabes que tu familia se convierte en esa comunidad con la que convives. Y es en esa comunidad donde se construyó mi identidad política. Es esa solidaridad del pueblo madrileño, que no solo me cuidaba cuando mi madre no podía hacerlo, sino que me daba la ropa de sus hijos e hijas; esas familias me cuidaban, me alimentaban, me daban ropa. Y así yo aprendí lo que significa contar siempre con el otro. Es la única manera de salvarnos: juntos, contando unos con los otros.

Cuando llegué a la madurez me di cuenta de que la historia de mis padres se había silenciado por la historia oficial. Se había silenciado a esos hombres y esas mujeres que nos trajeron la democracia tanto a Argentina como a España. Cuando la historia oficial invisibiliza, lo que sucede es que hay una revictimización. Y las siguientes generaciones tenemos que conectar con esas experiencias de lucha, heredardarlas, tomar conciencia de dónde vienen los derechos de hoy y de cómo se consiguieron. Los derechos hay que hacerlos propios y ensancharlos.

Así fue como empecé con mi militancia en el movimiento de la memoria, en la querella argentina contra los crímenes del franquismo, porque yo veía que no podíamos tener una democracia plena en España hasta que no saldásemos muchas deudas. Las de las decenas de miles de familiares de las personas que están en fosas comunes, la de los bebés robados, que tienen derecho a saber su propia identidad, o el reconocimiento a los presos políticos del franquismo. Que todo lo que incautó el franquismo sea devuelto a sus dueños, o, al menos, que tengamos conciencia de dónde viene el patrimonio de algunas grandes empresas y familias. Por lo tanto, el derecho a la memoria es una militancia que me permite precisamente aportar a un proyecto político como es el de Más Madrid. No podemos dejar a nadie atrás en nuestra alternativa de futuro, pero tampoco dejar a nadie atrás en el contexto del pasado.

Y llegados aquí haría una apreciación, y es que la política no solo se hace desde los partidos. Los partidos son un modo más de organizarse para luchar por los derechos de todos, y además te permiten tener poder. Pero Madrid está llena de experiencias democráticas. En cada situación que me ha puesto la vida me he organizado con las personas que tenía al lado. Como cuando Gallardón quiso expropiar la corrala de Lavapiés donde yo vivía… Pues todas las vecinas organizadas por el derecho a la vivienda. O en todas las etapas escolares de mi hijo, organizadas en la comunidad educativa. O esas asociaciones vecinales que se organizaban en Orcasitas para tener derecho a la ciudad, por ejemplo. Y precisamente ahí es cuando yo doy el paso a la política, en un partido político, firmemente, para poder gobernar, que es a lo que aspiramos.

Vivimos un momento tremendo de auge de la extrema derecha, que además ha encontrado inspiración en lo que emana de la nueva administración Trump. Y, aquí, en Madrid, pareciera que todo ello se vive de forma mucho más exacerbada que en el resto del país. Madrid parece una isla reaccionaria. Manuela ¿cómo analizas este momento político?

Conectamos con la preocupación que tienen la mayoría de los madrileños al ver cómo tenemos a una presidenta que está pretendiendo convertir la Puerta del Sol en una sucursal del trumpismo. Es una preocupación lógica. Una presidenta que en vez de estar preocupada por gobernar, por mejorar la vida de los madrileños, no pierde la oportunidad de, por ejemplo, condecorar al presidente argentino Javier Milei. Es el trumpismo a ambos lados del Atlántico. Hoy, más que nunca, tenemos que seguir poniendo certezas sobre la mesa, y no dejar que esos multimillonarios, esos fascistas, pongan en duda constantemente nuestros valores.

Tenemos que seguir más fuertes que nunca defendiendo que la vivienda sea un derecho, como dice la Constitución, no un bien de mercado; blindar los servicios públicos, como esos pilares que tenemos para poder garantizar una democracia en igualdad de oportunidades y en definitiva, seguir confrontando con ideología que aquí, en Madrid, representa el Partido Popular con las peores políticas antisociales.

¿Cuáles son los retos más importantes que tiene la Comunidad de Madrid, los problemas más acuciantes para los madrileños?

Tenemos una presidenta que está más preocupada en confrontar con el Gobierno de España, demostrando que el Partido Popular no tiene ningún proyecto de país para mejorar la vida de la gente. Frente a eso hay que seguir mostrando que hay un Madrid mejor posible. Para todas esas familias que no pueden pagar el alquiler a fin de mes. Para esos chavales, esas chavalas del sureste de nuestra región que están condenados a que sus programas educativos en la Formación Profesional sean los mismos que se diseñaron hace 30 años. Que no se les ponga sobre la mesa una formación para un futuro empleo. Mientras sigamos teniendo a ese Partido Popular que trocea contratos de los centros de FP, por ejemplo, y sigue lucrándose a través de lo público y no gobierne para mejorar y garantizar el derecho a la educación de los jóvenes de nuestra región…pues vamos a seguir teniendo un problema.

“Solo hay una manera de salvarnos: juntos, contando unos con los otros”

¿Cómo se hace oposición a un gobierno que prácticamente no gobierna?

Realmente cuando tienes un proyecto político que ya está arraigado y que es sólido, y sabes que son los madrileños los que han confiado en ti para que no solo estés plantándole cara a Ayuso, semana a semana, sino que están confiando en ti, en que esa otra alternativa para que Madrid funcione es posible…entonces se hace con mucha pasión. Más Madrid ha marcado el rumbo de otras fuerzas progresistas en nuestra región.

Fuerzas que cuando defendíamos nuestras propuestas sobre vivienda, por ejemplo para declarar zonas tensionadas en los municipios, para topar el precio del alquiler, pues, mira, votaban en contra. Y luego han votado a regañadientes, pero sí, ves que estás marcando el rumbo, sabes que estás haciendo bien tu trabajo. Estamos defendiendo la democracia pero también las instituciones. Porque recordemos que Ayuso pone las instituciones de los madrileños a defender, por ejemplo, a un delincuente fiscal; o pone a su jefe de gabinete a defender también a su novio, Alberto González Amador. Y cuando ves que hasta el reglamento de la Asamblea está manipulado por el Partido Popular, no nos queda más remedio que acudir al Defensor del Pueblo para que se haga eco, por ejemplo, del recorte en derechos de las personas trans y LGTBI, o en como unos multimillonarios estadounidenses quieren regular el debate público en España.

Hay que mandarle un aviso tanto a la señora Ayuso como a su novio de que aquí el que venga a hacer negocio con lo público no va a quedar impune.

Siempre queda la sensación entre la ciudadanía de que el gobierno de Madrid es es inexpugnable, que es una plaza que nunca se va a conseguir.

Yo soy una gran defensora del optimismo, de la voluntad. No sé si será porque tengo memoria democrática. Y sé que en todas esas experiencias en lo peor de la historia de nuestro país, incluso ahí hubo hombres y mujeres que se organizaron y lucharon. Lo hicieron en plena dictadura, con lo que en democracia, si ellos y ellas pudieron ¡como no vamos a poder nosotros! Si hubo militantes del PCE que en mitad de una dictadura dentro del sindicato vertical, se organizaron y crearon las Comisiones Obreras para traer derechos laborales, si ellos pudieron, como no vamos a poder nosotras. Lo vamos a volver a hacer posible. Y mira, justo hoy hay un ejemplo muy bueno de eso: hoy en el Consejo de ministros del Gobierno de coalición progresista se ha aprobado la reducción de la jornada laboral de las 37 horas y medias. Media hora más para la vida de las familias trabajadoras, media hora más para cocinar, para cuidar, para llamar a tu madre, para no hacer nada. Media hora para favorecer a esas mujeres y a esos hombres que fichan en sus trabajos, a las cajeras, a los trabajadores de la logística. Bueno, media hora que nos indica que con esta clase trabajadora, con estos sindicatos y con este Ministerio de Trabajo como el que tenemos en un gobierno progresista, es posible seguir ensanchando derechos. Y esto solo es un hito más.

Esto lo que nos demuestra es que hay que seguir caminando para lograr la reducción de una jornada laboral que nos lleve a las 32 horas semanales en cuatro días, y con el mismo salario. Pero insisto, yo aquí apelo a la memoria democrática. Incluso hace 100 años hubo huelgas, la huelga de La Canadiense redujo ya la jornada laboral. Nosotros vamos a ser un punto más en esa línea del tiempo que ha conquistado derechos para la clase trabajadora.

Manifestación 8M en Madrid

¿Cuál es el mayor desafío que afronta el feminismo en este tiempo? Hemos ganado mucho, pero seguramente no se ha ganado todo aún ¿no?

Por supuesto que no. El feminismo lo que nos enseña es que hay que estar cuestionándolo todo todo el tiempo y que nunca se llega demasiado lejos cuando todavía en la Comunidad de Madrid hay mujeres asesinadas por violencia machista. Nunca se ha llegado demasiado lejos. Cuando hay una brecha salarial, nunca se ha llegado demasiado lejos, cuando hay una fuerza dentro de las instituciones en las que se niega la violencia machista y cuando hay una presidenta que incluso llega a negar que el aborto sea un derecho…nunca se ha llegado demasiado lejos.

 

Los derechos de las mujeres, además, serán conquistas para toda la sociedad, para nosotras y para ellos también, porque eso es a lo que aspiramos, a una sociedad igualitaria, porque solo ahí vamos a poder ser libres juntos.

Vamos a volver a tu origen Manuela, a aquella Argentina que parece que vuelve, a esa involución que vive aquél país, a ese régimen que intenta acabar con los derechos conseguidos, con la lucha de todos. ¿Cómo lo sientes?

Me da mucha rabia. Me da mucha rabia porque el gobierno de Milei no es el gobierno de Macri, es mucho peor. Recordemos que Javier Milei es un presidente cuya vicepresidenta no solo no niega los efectos de la dictadura militar, sino que durante la campaña electoral, se reunía con los genocidas. Reivindicaba a esos hombres. Es un paso más allá: reivindicar los valores de una dictadura. El recorte de derechos de los argentinos, como estamos viendo hoy, el recorte de derechos de las mujeres, de las personas LGTBI y de los pensionistas, por ejemplo, lo que me hace pensar es en lo rápido que se destruyen los derechos conquistados.

Pero a la vez he visto cómo el pueblo argentino ha vuelto a salir a la calle frente a ese ataque de Javier Milei contra las personas LGTBI. Y eso es lo que te demuestra que cuando construyes comunidad, cuando hay lazos de afecto y de compromisos fuertes, que hemos heredado de las luchas de las Abuelas de Plaza de Mayo, conviertes el pañuelo blanco en el pañuelo verde, y ahora el pañuelo verde es el del arco iris. Y eso es lo que nos va a salvar: el saber que no estamos solos. Y creo que esto puede ser también un mensaje para la señora Ayuso. Recordemos que tenemos una presidenta que condecoró a Milei. Condecorar a Milei significa estar premiando el ataque a las personas LGTBI, el ataque a las mujeres o el ataque a la universidad pública o a los pensionistas.

Manuela Bergerot, portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid

“Creo que una de las mejores cosas que podemos hacer hoy, en este presente, frente a la ofensiva antiderechos, es sindicarnos todos”

CCOO firmó un convenio de colaboración con el sindicato CTA de Buenos Aires, con Roberto Baradel al frente, un sindicato perseguido, un hombre, Baradel, perseguido por el gobierno de Milei. Qué casualidad, Manuela, que tanto Milei como Ayuso tengan siempre en el punto de mira a los sindicatos. Parece que les hace daño, el sindicalismo ¿no?

Hemos visto en varias ocasiones en la Asamblea de Madrid, cuando hemos visto comparecer a algún representante de Comisiones Obreras, ataques feroces, porque lo que rechazan, precisamente, son los derechos de los trabajadores y cualquier tipo de organización que venga a defenderlos va a ser uno de sus objetivos.

Por lo tanto, la ofensiva antiderechos es una ofensiva anti trabajadores.

Y esa inquina que tiene Ayuso pretendiendo convertir la Puerta del Sol en la sucursal del trumpismo madrileño es también la traslación de que sus ataques a las mujeres son ataques a las mujeres trabajadoras. Que los ataques a las personas LGTBI son ataques a las personas trabajadoras LGTBI. Lo mismo con los migrantes.

Por lo tanto, creo que una de las mejores cosas que podemos hacer hoy, en este presente, frente a esa ofensiva antiderechos, es sindicarnos todos. Debemos participar en un sindicato para seguir confrontando ante esa ola antiderechos.