28 de abril. Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo
“El trabajo siempre incide sobre la salud”
Texo: Alejandra Acosta. Fotos: Fran Lorente
“Cuando hay presencia sindical en una empresa el trabajo siempre es más seguro”
Allá por 1700 un médico italiano, Bernardino Ramazzini, autor del “Tratado de las enfermedades de los artesanos”, propuso que a las tres preguntas hipocráticas básicas que se le hacen a un paciente -qué te pasa, desde cuándo y a qué lo atribuyes- se añadiera una más, la de cuál es tu ocupación. ¿A que resulta de cajón? “Pues han pasado cuatro siglos y todavía no hemos conseguido implantar esta pregunta en la práctica sanitaria”, se duele la secretaria de Salud Laboral de CCOO de Madrid, Carmen Mancheño, médica especialista en Medicina del Trabajo. En su memoria lleva grabado el primer caso que le tocó atender nada más llegar al sindicato: un cáncer de pleura provocado por amianto que se llevó por delante al afectado en pocos meses. Han pasado 25 años y Mancheño, junto a su equipo, sigue erre que erre para que se establezcan planes de prevención de riesgos en las empresas, se incluya la perspectiva de género, se reconozcan las enfermedades profesionales y para que de una vez por todas la salud laboral se sitúe en el centro de todas las políticas. Aprovechamos el Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, que se celebra todos los 28 de abril, para hablar con ella sobre una cuestión vital para la ciudadanía.
“Entre 500 y 700 de los nuevos diagnósticos de cáncer en Madrid son derivados del trabajo”
Madrid Sindical.- Es terrible que 6.500 inmigrantes hayan muerto en Qatar en la construcción de los estadios de fútbol del Mundial de 2022. Qué poco se habla de ello siendo una pérdida espantosa de vidas.
Carmen Mancheño.- Según la OIT, cada 15 segundos fallece una persona a causa del trabajo. Antes de que acabe el día de hoy habrán muerto en el mundo 5.500 trabajadores y trabajadoras por motivos relacionados con su actividad laboral. Y efectivamente este inmenso drama no genera impacto en los medios de comunicación y, por tanto, tampoco en la opinión pública.
M.S. El caso es que nos hablan de salud todo el rato, nos aconsejan dieta sana y ejercicio pero ni ‘mu’ respecto a que exijamos prevención en el trabajo, donde pasamos una gran parte del tiempo.
C.M. Es un clásico del capitalismo culpar a las personas de lo que les ocurre y no tener en cuenta los factores sociales. Si el trabajador o la trabajadora enferman se convierten en sospechosos o en responsables de sus males cuando es evidente que el trabajo es uno de los determinantes más importantes de salud. Se sabe desde hace siglos pero todavía no hemos conseguido que trabajo y salud vayan de la mano.
M.S.- Hasta 1995 no se aprobó en España una Ley de Prevención de Riesgos Laborales. ¿Qué había antes?
C.M.- Estaba el clásico “seguridad e higiene en el trabajo”. La Ley del 95 supuso un cambio fundamental porque permitió la incorporación en las empresas de los delegados y delegadas de prevención de riesgos. Hasta entonces las normas eran reactivas, se actuaba para proteger frente al riesgo, no para prevenir. La Ley de Prevención tiene un claro principio preventivo basado en la identificación de los riesgos y la adopción de medidas. Conseguimos una ley, pero no ha sido eficaz y es necesario que se reformule.
“Aguirre se cargó la Salud Pública en Madrid alegando que era un nido de rojos”
M.S. Hay ocupaciones claramente de riesgo, pero ¿existen profesiones seguras al cien por cien?
C.M.- No. Todo lo que tiene que ver con el trabajo, sea del tipo que sea, incide sobre nuestra salud, absolutamente todo, desde la jornada hasta el salario, la categoría, las vacaciones, los riesgos psicosociales… Por eso la salud tiene que estar en el centro de todas las políticas, no solo en las sanitarias, también en las de empleo, en los objetivos de las empresas, de las instituciones, del sindicato. ¿Si perdemos la salud al final que hay? Nada. Nunca antes se había visto tan claramente como en esta pandemia. Hay que reforzar las estructuras de salud pública e incorporar a esas estructuras la salud laboral.
M.S.- ¿Qué diagnóstico hace de la salud pública en Madrid?
C.M.- Madrid contaba con un Instituto de Salud Pública muy potente que se cargó Esperanza Aguirre alegando que era un nido de rojos y quedó reducida a la mínima expresión, muy adelgazada. Todo el desastre del control de los contagios y de la falta de rastreadores en la pandemia es consecuencia precisamente de la debilidad de la estructura de la Salud Pública en Madrid. Y dentro de ella la salud laboral ocupa un lugar más insignificante aún.
M.S.- Prevenir los contagios en los centros de trabajo es prioridad absoluta para controlar la pandemia. Como sindicato y como Secretaría de Salud Laboral les afectó de lleno. ¿Cómo fueron aquellos primeros momentos?
CM.- Muy complicados. Las empresas decían que la pandemia no era cosa suya. Nos costó que entendieran que debían incorporar a sus planes de prevención el control de la transmisión del virus, que había que hacer turnos, instalar pantallas, tener en cuenta al personal vulnerable, gestionar los EPI… Nos topamos primero con el caos en los colegios y un profesorado completamente expuesto y sin ninguna información. Los follones se multiplicaban. En algunos comercios tuvimos que llamar a la policía porque las cajeras estaban completamente superadas.
MS.- Con unos servicios de salud debilitados, una sanidad colapsada y las empresas aturulladas, los delegados y delegadas sindicales tuvieron que coger el toro por los cuernos. ¿Cómo se las apañaron?
CM.- En CCOO de Madrid fuimos capaces de reaccionar y asumir lo que se nos vino encima porque mucho antes de la pandemia habíamos creado un verdadero ejército de delegados y delegadas de prevención que en esta crisis están haciendo un esfuerzo extraordinario para proteger la salud y la vida de todos sus compañeros y compañeras. Pero además nuestro sindicato cuenta con responsables en todas las federaciones y comarcas que también han estado a la altura y han desarrollado un trabajo continuado y frenético. Todo con el apoyo técnico del Gabinete de Salud Laboral de La Unión de Madrid, que les asesora en los aspectos técnicos y legales de la prevención. En CCOO sabemos desde siempre que la salud laboral es prioritaria en la acción sindical y que aunque la actividad laboral es necesaria, la salud es imprescindible y los derechos, incuestionables.
Nos aconsejan dieta sana y ejercicio pero ni ‘mu’ de prevención en el trabajo

MS.- ¿Y en las empresas donde no hay representación sindical?
CM.- Tenemos técnicos que hacen prevención en las puertas de las empresas sin representación sindical e informan a las personas trabajadoras para que conozcan sus derechos en salud. Hacemos pedagogía y acción sindical en la calle. En los últimos cuatro años hemos realizado 14.924 visitas a empresas sin representación sindical de la Comunidad de Madrid, más de 3.000 al año.
MS.- Por muy preparado que estuviera el sindicato la situación era, y es, muy complicada. Nos enfrentábamos a situaciones que nunca antes habíamos vivido. La mayoría solo habíamos oído antes la palabra EPI en Barrio Sésamo.
CM.- Fue difícil. La gente nos llamaba con todo tipo de casuística y con mucho miedo, estaba emocionalmente colapsada y teníamos que darles respuestas a cuestiones completamente nuevas. En CCOO de Madrid se puso en marcha la línea 900 y conseguimos un ambiente de cooperación y de trabajo colectivo para encontrar soluciones rápidas y eficaces. Fue una labor de equipo impresionante. Hicimos varias guías y boletines especiales cuyo contenido había que actualizar de continuo. Fue muy intenso, pero también gratificante. Recibimos muchísimos mensajes de apoyo y agradecimiento. La pandemia nos ha dado la oportunidad de demostrar la fortaleza de nuestra organización en la defensa de la clase trabajadora.
MS.- Imagino el peso de la responsabilidad y la presión para apoyar especialmente al personal de los servicios esenciales
CM.- Por supuesto que esa responsabilidad nos ayudó a no desfallecer. Ha sido la clase trabajadora quien ha sacado adelante este país, sobre todo quienes se dejan la piel en los sectores más precarizados y con menor valor social: el comercio, la ayuda a domicilio, la limpieza, los cuidados, la dependencia… Esta gente necesitaba no solo una respuesta sino saber que estábamos ahí junto a ella, que las calles estaban vacías pero que no estaban solas.
“Antes de la pandemia CCOO de Madrid ya tenía un ejército de delegad@s de prevención”
MS.- ¿Y qué pasa con el teletrabajo? ¿Cómo se hace prevención cuando la oficina está en casa?
CM.- En la primera etapa de la pandemia no fue teletrabajo, fue apáñatelas como puedas. No nos quedó otra porque era una situación excepcional. Después se aprobó un Real Decreto que regula aspectos claves como la evaluación de riesgos y la planificación preventiva. Pero hay otra parte que va a la negociación colectiva y que nos va a permitir garantizar un mayor grado de adaptabilidad del teletrabajo a los diferentes sectores, poniendo siempre el foco en la salud y bienestar de la persona trabajadora. Todo eso forma parte de las obligaciones empresariales.
MS.- Con el teletrabajo desaparecen los espacios comunes, rituales como el del café, el contacto directo. ¿Cómo afectará a nuestra salud?
CM.- Pueden surgir patologías severas si no se establecen límites. Partimos de una legislación que hay que implementar en la negociación colectiva para ajustar los planes de prevención en cada uno de los sectores y empresas. Hay que fijar los ritmos de trabajo, los periodos de descanso, establecer una parte presencial para evitar la sensación de aislamiento, reuniones telemáticas cada equis tiempo, vigilar que nuestro hogar no se convierta en un campo de trabajos forzados. En CCOO trabajamos desde varias secretarías para avanzar en todos estos aspectos. La salud es muy importante y de ninguna manera puede verse afectada por las nuevas condiciones de trabajo.
MS.- Hablemos de las enfermedades profesionales. Parece que hay mayor sensibilidad social hacia el cáncer laboral, posiblemente por las muertes por amianto.
CM.- El cáncer laboral es una epidemia. Se estima que entre un cuatro y un diez por ciento de los que se diagnostican tiene su origen en el trabajo. CCOO es firme en su discurso de que los cánceres laborables son evitables. Hay que identificar el cancerígeno, eliminarlo si es posible, y si no, trabajar con él en condiciones seguras. El amianto es el cancerígeno más conocido porque su uso se extendió en los año setenta y ahora estamos viendo las consecuencias sobre los trabajadores y trabajadoras, pero existen muchísimos otros.
“El teletrabajo puede causar patologías severas si no se establecen límites”

M.S.- ¿Y se reconocen?
CM.- No, y en Madrid menos todavía que en otras comunidades autónomas. Las estimaciones en la región señalan que entre 500 y 700 de los nuevos diagnósticos de cáncer son derivados del trabajo. De hecho, el cáncer laboral es la principal causa de muerte en el trabajo. Hay muchos cancerígenos que no se están controlando en las empresas. Entre las peluqueras hay un elevado índice de cáncer aunque no se ha identificado el cancerígeno que lo provoca; los trabajadores al aire libre sufren cáncer de piel; los formaldehídos enferman al personal sanitario; hay sectores que trabajan con plaguicidas, disolventes, herbicidas… Hasta los turnos de noche son un agente cancerígeno porque modifican una serie de sustancias en el organismo.
M.S.- ¿Tiene CCOO de Madrid asesoría jurídica especializada en enfermedad profesional y accidentes de trabajo?
C.M.- Sí, se creó a finales de 2018 y se ha convertido en una pieza fundamental a la hora de perseguir las infracciones y obtener el resarcimiento de las víctimas. Atiende asuntos en la jurisdicción social y en la penal y es un referente tanto a nivel público como judicial en asuntos tan complejos como los derivados de la exposición al amianto.
M.S. ¿Son sensibles las empresas a este grave problema?
C.M. Hay de todo, pero lo que está claro es que las empresas son sensibles sobre todo cuando tenemos representación sindical. Si hay presencia sindical el trabajo es más seguro porque tenemos capacidad de intervención, de pedir información y de exigir medidas preventivas. Nosotros le llamamos el “efecto sindicato”.
“Muchas de las enfermedades crónicas que padecen las mujeres tienen que ver con el trabajo”
MS.- ¿Hay sexismo en la asignación de tareas y en la prevención de riesgos laborales?
C.M.- Muchísimo y está muy arraigado porque el patriarcado ha banalizado el trabajo que realizamos las mujeres. Muchas de las enfermedades crónicas que padecen las mujeres tienen mucho que ver con el trabajo. Hay sectores feminizados donde el tipo de tareas exige posturas estáticas y forzadas, movimientos repetitivos, cargas de poco peso pero frecuentes y no se evalúan al mismo nivel los riesgos asociados a esas labores, además de una mayor exposición a los factores psicosociales.
MS.- Pónganos un ejemplo para que lo entendamos mejor
C.M.- Las limpiadoras o las camareras de piso, sin ir más lejos. Acaban machacadas, con dolores crónicos, lesionadas a causa de los movimientos repetitivos, con una calidad de vida muy limitada y empobrecidas después de haber trabajado muy duro durante décadas. Cuando cumplen 50 años las despiden, se van a casa enfermas, con un paro ridículo y la Seguridad Social les niega una incapacidad. En CCOO reclamamos que la perspectiva de género esté siempre presente, da igual que hablemos de medidas preventivas, que de equipos de protección individual o de valores límites de exposición. Si no lo hacemos las trabajadoras seguirán desprotegidas y seguirán enfermando.
M.S.- ¿Hay perspectivas de mejora?
C.M.- Hemos firmado el VI Plan Director de Prevención de Riesgos Laborales, que tenemos que desarrollar durante los próximos cuatro años. Esperemos que el gobierno que surja de las urnas el 4 de mayo nos permita su pleno desarrollo porque hemos incorporado en él una batería importante de medidas contra la discriminación de las trabajadoras en salud laboral y sobre cómo avanzar en nuestra Comunidad en la declaración de las enfermedades profesionales.
“Hay trabajadoras que a los 50 años están machacadas y se les niega una incapacidad”

Invisibilidad de las enfermedades profesionales en Madrid
La reivindicación de la salud laboral estará muy presente una vez más este 1º de Mayo. El informe anual sobre siniestralidad laboral en la Comunidad de Madrid elaborado por CCOO y UGT muestra que pese al descenso de la actividad en 2020 debido a la pandemia se produjeron cada día 158 accidentes laborales leves, un accidente grave al día y un fallecimiento cada semana, cifras similares a las de 2017, una situación que consideran inasumible en la región más rica de España. En total, en el periodo 2017-2020 se registraron 344.282 accidentes de trabajo en la región, de los que 342.294 fueron leves, 1.655 graves y 252 mortales.
En cuanto a las enfermedades profesionales, los partes comunicados en 2020 se han reducido casi a la mitad respecto a 2019, pero la duración de las bajas producidas por estas enfermedades ha ido aumentando desde 2018, lo que significa que son cada vez menos enfermedades declaradas pero más graves.
El reconocimiento de las enfermedades profesionales en Madrid es manifiestamente menor al que presentan otras comunidades autónomas y esta invisibilidad y la consiguiente infradeclaración se debe, por un lado, a que muchas son multicausales, como los cánceres o las patologías cardiovasculares, que no son de aparición inmediata como los accidentes de trabajo, sino que son consecuencia de anteriores exposiciones a los riesgos que las originan. Pero también es debido a una legislación restrictiva en muchas ocasiones, y sobre todo a que estamos ante un sistema indemnizatorio de enfermedades y no preventivo que es necesario cambiar. Especialmente urgente es actuar contra las enfermedades provocadas por el amianto, comenzando con la identificación de dónde hay amianto instalado, con especial vigilancia en colegios, hospitales, edificios públicos, etcétera.
Los sindicatos exigen a las administraciones colaboración con los agentes sociales para sacar a la luz las enfermedades profesionales, impulsando la prevención y reforzando la labor de la Fiscalía y de la Inspección de Trabajo.