“La pobreza en Madrid es una bomba de relojería para la convivencia”

Entrevista con Ana González Blanco, Secretaria de Política Social y Diversidad de CCOO de Madrid

“En 2008 se rompieron las costuras de la protección y las recetas que se aplicaron en Madrid se resumen en recortes y más recortes”

Ana González Blanco

Secretaria de Política Social y Diversidad de CCOO de Madrid

Pregunta.- ¿Le sorprende el papel de las redes de apoyo vecinales madrileñas en la contención del hambre durante esta pandemia?

Respuesta.- Las redes vecinales y otros colectivos están cumpliendo un papel esencial de contención, de respuesta rápida e inmediata. Ya lo hicieron en 2008, cuando la crisis financiera. Pero esa inmensa responsabilidad no puede descansar de manera permanente en la iniciativa de carácter informal, por muy importante y válida que sea. La deben asumir los servicios sociales públicos. 

P.- ¿Qué diferencias hay entre esta crisis del coronavirus y la de 2008 en relación a la vulnerabilidad de las personas afectadas? 

R.- En 2008 había dos colchones que se mantuvieron: la economía sumergida y los mayores, que con sus pensiones pudieron, aún con mucha dificultad, mantener a flote a sus familias. Pero en esta ocasión el confinamiento paralizó toda actividad y el coronavirus se ha cebado con los mayores. Fueron dos elementos de contención que ahora no existen.  

P.- Las colas del hambre siguen creciendo. Las redes vecinales están desbordadas y los servicios sociales no llegan. ¿Por qué no son capaces de asumir sus competencias? 

R.- Los servicios sociales han sido muy maltratados históricamente, están profundamente infradotados y no se les ha puesto en valor. Para empezar, no son universales y no se sostienen en principios de derecho, como sí lo hacen los servicios sanitarios o los de educación. Hay que situarlos al mismo nivel de estos últimos. Están en una situación de debilidad estructural desde su origen, y no hay otro sistema de protección social más privatizado y externalizado. A este respecto, la Comunidad de Madrid ha sido la avanzadilla.  Hay que abordar una profunda transformación, una revolución diría yo, dotarlos adecuadamente y hacer una gran inversión.

“La pobreza no solo es estar tirado en la calle. El pobre es nuestra vecina, la panadera, gente que trabaja pero no ingresa lo suficiente”

P.- Visto lo visto, no hemos aprendido nada de lo que nos ocurrió en 2008

R.- En 2008 se rompieron las costuras de la protección y es evidente que no aprendimos. Todo lo contrario. Las recetas que se aplicaron después, sobre todo en la Comunidad de Madrid, se resumen en recortes y más recortes, que afectaron sobre todo a los servicios sociales. Por ejemplo, en 2010 se pegó un tijeretazo al sistema de atención a la Dependencia, y en 2012 se aplicaron nuevos recortes, que no han sido revertidos y se siguen manteniendo. De lo que está sucediendo en esta emergencia deberíamos escarmentar, pero mientras el gobierno central está poniendo en marcha medidas muy importantes para todo el Estado, no parece que el gobierno regional esté tomando nota  y vaya a reforzar los mecanismos de protección social autonómico. Y debería, porque los servicios sociales son competencia absoluta de las comunidades autónomas. 

P.- No lo parece. Tanto es así que la opinión pública culpa sobre todo a los  ayuntamientos

R.- Porque lo que hemos visto hasta ahora por parte del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso es un absoluto abandono y despreocupación por buscar y reforzar los mecanismos de contención y de emergencia, primero, y para articular, además, instrumentos estructurales de lucha contra la pobreza y la exclusión social. Ahí está el escándalo de los menús de pizzas o el del abandono de las residencias de mayores. A diferencia de otras autonomías, que sí han puesto en marcha medidas de emergencia, algunas gobernadas por el PP, la Comunidad de Madrid no lo ha hecho. Y son los ayuntamientos, con la escasa capacidad de financiación de la que disponen, los que intentan de una manera muy precaria responder. Díaz Ayuso ha mirado para otro lado, ha abandonado a las personas con mayores problemas, a las más vulnerables y en riesgo de exclusión social y se está yendo de rositas. Las colas en las puertas de las sedes vecinales son escenas de posguerra intolerables que al gobierno de la Comunidad le deberían avergonzar.

P.- Hay una creencia generalizada de que los servicios sociales están ahí solo para la población marginal

R.- La percepción social de la ciudadanía es muy negativa respecto a los servicios sociales, La gran transformación pendiente, como he dicho, es la de incorporar criterios de universalidad sostenidos en derechos de ciudadanía. Si conseguimos que sean un sistema de protección social universal, conseguiremos que la sociedad también los conciba de otra manera. 

“La Comunidad de Madrid ha hecho una gestión perversa e ideológica de la Renta Mínima de Inserción”

P.- Llama la atención que no haya manifestaciones ciudadanas para reclamar la mejora de los Servicios Sociales

R- Seguramente por esa percepción negativa o limitada que se tiene de ellos. Desde CCOO hacemos un llamamiento a la sociedad para que sea beligerante a la hora de reivindicar los servicios sociales y reforzar su carácter público de la misma forma que cuando se aborda una privatización de la sanidad salimos a la calle a defenderla. Y junto a esta llamada a la beligerancia hay que hacer una labor pedagógica porque hay un gran desconocimiento sobre su función y su enorme capacidad de intervención preventiva y comunitaria.

P.- El consejero de Educación, Enrique Ossorio, declaró hace unos meses que él cuando pasea por Madrid no ve pobreza

R.- Es que la pobreza no consiste solo en estar tirado en la calle o durmiendo en un banco. El pobre es nuestra vecina, la panadera, personas con las que nos cruzamos a diario y que incluso trabajando no ingresan suficiente para pagar los suministros de energía, el alquiler, comida, que viven en pocos metros cuadrados, en habitaciones compartidas… Corremos el riesgo  de naturalizar la pobreza, de verla como algo normal. No es de recibo que en la comunidad más rica de España registremos una pobreza estructural que nunca ha bajado del 16%. Antes del covid, se situaba en el 19%, y más de 300.000 personas viven en pobreza severa. Es una bomba de relojería para la convivencia en la región. 

“Nos preocupa que el Ingreso Mínimo Vital se utilice en Madrid para liberar presupuesto de la lucha contra la pobreza”

P.- Se abre el plazo para solicitar el Ingreso Mínimo Vital (IMV), una reivindicación histórica del movimiento sindical 

R.- Es un gran avance social, sin duda. Ya en la huelga general del 14-D los sindicatos reclamábamos pensiones no contributivas y un salario social. No vio la luz en el ámbito estatal, pero conseguimos llevarlo al marco de la negociación en las comunidades autónomas. De eso han pasado 30 años y ahora se ha conseguido articular un Ingreso Mínimo Vital que está anclado al sistema de Seguridad Social, lo que supone un logro indiscutible. Nos va a permitir reforzar criterios de igualdad y de cohesión social a nivel del Estado y va ser una herramienta eficaz contra la pobreza y la exclusión, pero también tiene importantes lagunas.

P.- ¿Por ejemplo?

R.- Una de ellas es el encaje con las rentas mínimas autonómicas, sobre todo en aquellas comunidades menos comprometidas en la lucha contra la pobreza. En el año 90 los sindicatos negociamos con el gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por Joaquín Leguina, el Ingreso Mínimo de Integración, el IMI, que no era un derecho universal, pero ya fue un avance importantísimo. En el año 2000 dimos un paso más con la Renta Mínima de Inserción, el RMI. Se negoció una ley avanzadísima, pero en estos últimos 20 años se ha hecho una gestión perversa e ideológica del RMI que nos ha llevado a un nivel de cobertura mínimo. Actualmente solo lo reciben  22.000 familias, que suman cien mil personas, cuando la pobreza severa en la región madrileña afecta a más de 300.000, lo que significa que a 200.000 personas pobres no les llega. Nos preocupa que el Ingreso Mínimo Vital se utilice en Comunidad de Madrid para liberar presupuesto de las actuales políticas de lucha contra la pobreza. 

P.- ¿Y qué propone CCOO? 

R.- Desde CCOO tenemos que redoblar los esfuerzos para conseguir que la Renta Mínima de Inserción de la Comunidad de Madrid se reoriente, se readapte y se refuerce en su componente subsidiario y complementario del Ingreso Mínimo Vital, y  que incorpore  todo un catálogo de nuevas prestaciones que sean reconocidas como derecho. Es decir, que la alimentación sea un derecho, que la vivienda sea un derecho, que el acceso a una educación en igualdad sea un derecho. CCOO ha solicitado ya la convocatoria de la Mesa de Protección Social del Consejo de Diálogo de la Comunidad de Madrid precisamente para saber cuáles son las intenciones del gobierno regional y poner encima de la mesa nuestra propuesta.