
FOTO: FRAN LORENTE
Nos recibe Óscar López (Madrid, 1973) en la sede del PSOE de la calle Miguel Fleta, inaugurada este mes de septiembre después de que el partido haya pasado por varios locales de poco y mucho renombre en Madrid: la calle Buen Suceso, la Plaza de Callao… Es un edificio de cinco plantas que huele a nuevo, en Canillejas, un barrio que el secretario general del PSOE de Madrid reivindica como suyo. Y es que, aunque su vida política ha tenido mucho que ver con Castilla y León, López se reconoce a sí mismo como ese madrileño hijo de padres que emigraron desde Riaza (Segovia) a la capital para labrarse un futuro. En la sede, situada en un polígono industrial lleno de naves, pero también de co-workings de diseño y coquetas cafeterías, nos acoge el secretario general del Partido Socialista de Madrid y futuro candidato a la presidencia de la Comunidad: el hombre que se va a enfrentar a Ayuso en las próximas elecciones. De lo primero que hablamos es de esas tres décadas en las que el PP se ha hecho con los gobiernos de la Comunidad de Madrid.
Menudo reto es acabar con este derrotismo, esas tres décadas de gobiernos de derechas en Madrid…
Llevo 20 años en política. He formado parte de momentos importantes y emocionantes, como el cambio con Zapatero, el rechazo de la guerra de Irak o el fin de ETA. He vivido muchos acontecimientos en política, pero este reto me parece extraordinario. En un momento en el que las democracias en todo el mundo están verdaderamente amenazadas por la involución, por discursos que creíamos desterrados, estamos presenciando como vuelven a crecer ideas intolerables… Que a estas alturas estemos cuestionando el feminismo, que estemos cuestionando la lucha contra el cambio climático, que estemos cuestionando la justicia social…, creo que la amenaza es muy grande. Estamos presenciando cómo grandes poderes económicos con herramientas muy poderosas difunden esas ideas, especialmente entre la gente joven. Todo eso lo concentra Ayuso en la Comunidad de Madrid.
Vivimos, entonces, en un clima de desesperanza en Madrid. La gente de izquierda anhelamos el cambio pero, ¿hay esperanza?
En Madrid hay una mayoría que quiere defender la sanidad, la educación y la universidad públicas, la igualdad de oportunidades. También que en las últimas seis elecciones celebradas en la Comunidad de Madrid, en los últimos 20 años, la izquierda ha podido gobernar, ha debido gobernar en tres ocasiones.
Recuerdo que Rafael Simancas obtuvo mayoría para gobernar y pasó lo que pasó; que Ángel Gabilondo ganó las elecciones con más de un millón de votos, ¡la señora Ayuso sacó un 22% y la gente se ha olvidado! Que Ciudadanos le dio el Gobierno al PP en una tercera ocasión en la que solo nos faltó un escaño para gobernar. Por lo tanto, tres de seis. Estoy convencido de que se puede y se va a gobernar en Madrid. Ahora bien, para eso solo hay una receta, se llama movilización. La derecha ha descubierto un truco, en Madrid y en todo el mundo, que se llama anti política. Consiste en hacer discursos salvajes, alentar polémicas absurdas para no hablar de la sanidad, para no hablar de educación, porque saben que sus valores no son mayoritarios. No paro de repetir que en los barrios de Madrid, los que están entre la M-30 y la M-40 viven dos millones de madrileños y madrileñas. Y entre la Nacional I y la Nacional V viven otros dos millones y medio. De estos cuatro millones y medio de madrileños y madrileñas, solo un 46 % va a votar en las elecciones autonómicas. La derecha, con su estrategia, consigue alejar de la participación política a grandes capas de la población. Por tanto, este reto me apasiona y desde luego nada me va a detener hasta que consigamos el cambio en Madrid.
¿Cómo podemos llegar a esas personas que son de izquierdas y deciden quedarse en casa cuando toca ir a votar?
Respeto todas las opiniones, pero yo tengo la mía. Se trata de hacer un discurso nítido, de izquierdas, de izquierda valiente. Una izquierda con posiciones claras sobre los temas que denuncia, un discurso sin miedo y una izquierda que propone una alternativa seria de gobierno, que es capaz de explicar cómo lo haría mejor. Puedo poner mil ejemplos. El primero, la vivienda.
La imagen que teníamos todos de la sanidad pública se está deteriorando a marchas agigantadas
Seguramente sea el problema más importante que tienen los madrileños y madrileñas.
Isabel Ayuso se niega a aplicar la Ley de Vivienda. Yo propongo su aplicación, porque un millón de madrileños pagarían menos alquiler y medio millón de propietarios pagarían menos impuestos. Lo mismo que propongo que se prohíba que la vivienda pública pase a manos privadas, eso ha ocurrido en España durante muchos años. Las promociones públicas tienen que quedarse públicas para siempre. Otro ejemplo es la quita de la deuda. El Gobierno de España acaba de anunciar que perdona el 25% de la deuda a la Comunidad de Madrid y la Comunidad dice que no quiere. Imagínese que a usted le proponen que le quitan el 25% de su deuda con el banco… Solamente con ese ahorro de los intereses se podrían destinar
1.000 millones de euros a vivienda, con el nuevo Plan Estatal de vivienda que propone el Gobierno, y a eso Ayuso se niega. Estas cosas quiero que la gente las escuche.
Otro ejemplo es la Sanidad. En Madrid hay más de un millón de personas en listas de espera. Esta cifra pone los pelos de punta. ¿Está privatizando Ayuso la sanidad pública? No hay recursos para la atención primaria en Madrid, pero sí más de 5.000 millones de euros que van a un grupo privado que se llama Quirón. Esto es lo que está pasando en Madrid. En Madrid nos gusta hablar clarito, decir las cosas como son, y yo estoy convencido de que si la izquierda es capaz de elaborar un discurso nítido, claro, contundente, serio, esa mayoría va a llegar y vamos a conseguir el cambio en Madrid.
Hablar de Ayuso y no hacerlo del grupo Quirón no es posible. Es un elefante en la habitación: el trío Quirón, Alberto González Amador e Isabel Díaz Ayuso. Se dice, y ya parece un mantra, que los problemas de corrupción no le pasan factura al PP…
Vamos a ver, vamos a esperar a las elecciones. Mire, los madrileños, y en general los españoles, si de algo hemos presumido siempre ha sido del sistema de salud pública. La imagen que teníamos todos de la sanidad pública se está deteriorando a marchas agigantadas. Pero esto no cae del cielo, esto no es una casualidad. Le voy a dar un dato: cada año más de 200.000 españoles se hacen un seguro privado de salud. Antes no lo tenían y ahora se lo hacen, es una realidad. ¿Por qué? Porque un millón de personas están en lista de espera en la Comunidad de Madrid. Es un bombardeo sistemático de la sanidad pública. Se está desmantelando la pública para fomentar el negocio privado. Estos son los datos. Madrid tiene el menor gasto sanitario por habitante de este país, y a la vez tiene el mayor convenio con la sanidad privada de toda España, con el Grupo Quirón, donde, por cierto, al principio se produjo una discrepancia entre la Comunidad de Madrid y Quirón por la liquidación del precio de ese concierto. La Comunidad de Madrid primero defendió sus intereses, pero luego se allanó y pagó más de 1.000.000.000 de euros ¡más de 1.000.000.000 de euros de sobrecoste! De su dinero, del mío y el de todos los ciudadanos, pagó a un grupo privado que, fíjese qué casualidad, es con quien ha trabajado la pareja de Isabel Ayuso. Tanto es así que su jefe de Gabinete lo tiene grabado en el móvil como “Alberto Quirón”, no como Alberto González, o Alberto Amador o Alberto, no sé… ¿pareja de la Presidenta, quizás? No, no… lo tiene grabado como “Alberto Quirón”. Blanco y en botella.
Propongo que se prohíba que la vivienda pública pase a manos privadas
La estrategia de Díaz Ayuso es confrontar con Moncloa, con Pedro Sánchez. Un ejemplo claro fue el debate sobre Estado de la Región: dedicó una hora al inicio y media al final de su discurso para hablar de cuestiones nacionales y reprochar mil cuestiones al gobierno. Supongo que se trata de ningunear a sus adversarios políticos directos, al líder del primer partido de la oposición, a los portavoces de la Asamblea…
Pues creo que no les está funcionando muy bien. Los veo muy nerviosos, muy enfadados, insultando a la gente todo el día, crispando. Y eso que ella era la de la libertad y la de las cañas… ¿Le molesta la libertad? No quiere que haya banderas de Palestina en los colegios, no quiere que haya manifestaciones de la gente enfadada. Mire, no hay peor cosa que cuando te pillan el truco, y a Ayuso se le ha visto el plumero ya. Su truco es muy sencillo. Trata de buscar un enemigo exterior, exagerando, insultando, cambiando la conversación para no tener que responder de lo que pasa en las residencias madrileñas, de cómo más de 7.200 personas fallecieron abandonadas por no tener un seguro privado durante el Covid, o de que hay un millón de personas en lista de espera en la Comunidad de Madrid, o por qué Madrid, que ha recibido más de 40.000 millones de euros adicionales del Gobierno de España no ha destinado ninguno a sanidad y educación. De eso es de lo que no quiere hablar Isabel Ayuso, y de eso es de lo que vamos a hablar nosotros.
Lo que está sucediendo en Gaza nos interpela a todos. Interpela a los derechos humanos, a la humanidad de las personas, independientemente de su ideología. Lo que sucedió durante la última etapa de la Vuelta Ciclista a España, con Ayuso fotografiándose con el equipo de Israel, más tarde con Alfonso Serrano llamando “gentuza” a los manifestantes, la cuestión de los colegios y las banderas palestinas… Parece mentira que esto esté sucediendo. ¿No deberían estos problemas tan graves mantenernos a todos en el mismo lado, en de los derechos humanos?
Yo lo llamaría inhumanidad. En política se pueden tener muchas discrepancias, pero no concibo que no se esté ahora mismo en todas partes, todo el tiempo, a todas horas, pidiendo, gritando, exigiendo el fin de este genocidio que está costando la vida a decenas de miles de personas en Palestina, en Gaza. Va contra los derechos humanos y contra los principios más básicos de humanidad. No alcanzo a comprender cómo Ayuso y sus secuaces en la Comunidad de Madrid son capaces de tanta inhumanidad. Creo que se equivocan, no conocen al pueblo de Madrid, que se ha movilizado siempre por las causas justas y lo ha hecho como nadie, como sucedió con la guerra de Irak. Y, desde luego, está prendiendo una mecha en la izquierda. Creo que Ayuso no está representando lo que expresa el pueblo de Madrid, el gobierno de España sí lo está haciendo. Me siento muy orgulloso de formar parte de un gobierno que ha reconocido a Palestina, que ha movilizado a otros países en ese reconocimiento, un gobierno que apuesta por la solución de los dos Estados, que bate récords de inversión en ayuda humanitaria en Palestina a través de la UNRWA.
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Hablemos de medios de comunicación, y de cómo muchos están comprando y expandiendo estos discursos de la extrema derecha, y cómo esto se ve en las encuestas. Hablemos de cómo Telemadrid, un medio público, ha olvidado por completo la ética periodística…
Han comprado el discurso y han comprado encuestas, no se equivoque. Las encuestas son una herramienta para lanzar un mensaje a esa mayoría progresista. Y el mensaje es muy sencillo: “Abandone toda esperanza. No hay nada que hacer. No vayan a votar”. En lo que se haga con dinero privado, en medios privados, no puedo entrar. Pero con el dinero público… desde luego sí lo voy a hacer, porque lo que se hace es regar con dinero de todos, medios digitales que esparcen bulos, o lo que hace Telemadrid. Pongo un ejemplo: cada vez que ha habido un incidente de tren en Córdoba, Telemadrid estaba allí a primera hora. Ahora bien, en estos quince días de colapso en Madrid, con atascos interminables, con miles y miles de estudiantes y trabajadores atrapados en el metro o en el autobús, tardando hora y media en trayectos de veinte minutos, Telemadrid no da ni una sola información. Esto tiene un nombre, manipulación, y Telemadrid es campeona de manipulación.
Europa ha debatido sobre cómo defender la democracia y aprobó una ley que regulaba los medios de comunicación y las plataformas digitales. Tiene que haber transparencia: ¿va a registrar su medio para que todos sepamos quién es el propietario?, ¿va a decirnos a todos cuánta publicidad institucional tiene usted?, ¿vamos a poder ver si esa publicidad es funcional y responde a lo que establece la ley? En Madrid seguramente descubriremos que se ha estado financiando a medios que tienen escasa repercusión, escasa difusión, pero con una línea política muy clara: alimentar bulos. Sin embargo, se ha castigado a medios con amplia difusión que en buena lógica y atendiendo a la legalidad deberían tener más publicidad institucional. Por lo tanto, transparencia. Y cuando al PP le molesta la transparencia, por algo será.
La vivienda está en cifras locas en Madrid y, por tanto, claramente se necesita intervenir el mercado
Su compañero Rafael Simancas hace muy poco tiempo decía “esta vez sí, esta vez vamos a gobernar Madrid”. Haga un primer anuncio si ocupa usted el despacho de la Puerta del Sol.
Yo creo que el principal problema de los madrileños es la vivienda. La estadística pone los pelos de punta. El 70% de la desigualdad está en la vivienda, y tiene su lógica. La inmensa mayoría de la gente destina el 40, el 50, o el 60 por ciento de su salario a pagar, bien una hipoteca, bien un alquiler. Por tanto, a pesar de que en los últimos años estamos registrando cifras récord de empleo, que subamos el salario mínimo y las pensiones, a pesar de todo, a la vivienda se destina gran parte del poder adquisitivo. La vivienda está en cifras locas en Madrid y, por tanto, claramente se necesita intervenir el mercado. ¿Por qué? Porque es un mercado imperfecto, un mercado que no funciona. ¿Se entendería que en Madrid las fruterías vendieran el kilo de manzanas a 100 euros? Si la gente no tiene 100 euros para comprar manzanas, el mercado regularía el precio. ¿Por qué no se regula el mercado de la vivienda en Madrid? Por varios motivos, primero, porque se han aplicado las Golden Visa, que han hecho que multimillonarios de medio planeta compraran como inversión manzanas enteras en Madrid, expulsando a quienes necesitan un hogar. En segundo lugar, porque no se han regulado los pisos turísticos. En tercer término, porque no se quiere aplicar la Ley de Vivienda, declarando las zonas tensionadas. Y, por último, porque no se ha construido vivienda pública en Madrid y la que había se ha vendido a fondos buitre. Todo esto en un contexto en el que en los últimos siete años la Comunidad de Madrid ha recibido más de 40 mil millones de euros más que antes. Ha habido recursos, ha habido dinero, pero no han ido a la vivienda pública, ni a la sanidad pública.
Uno de mis objetivos es un compromiso genérico de devolver la normalidad y la convivencia, de acabar con el odio al que nos tienen sometidos todo el día. Devolver a la Comunidad de Madrid a la normalidad institucional, al respeto, abandonar el insulto. Todo esto es fundamental en Madrid.
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Una pregunta que a lo mejor no quiere responder. ¿Se va a atrever usted a seguir como jefe de la oposición si pierde las elecciones? Porque los madrileños tienen esa sensación de que aquí la gente viene, se presenta y, si no gana, se va.
En el manual de política se dice que a eso se responde con un “solo contemplo ganar”. Yo le puedo decir: solo contemplo ganar, voy con todo y estoy absolutamente convencido de que vamos a cambiar Madrid. También entiendo que cuando uno adquiere una responsabilidad, la adquiere y tiene que ir hasta el final. Y yo añado que el más alto compromiso político que he adquirido y que tengo es con el cambio en la Comunidad de Madrid, y no voy a parar.
Con el clima antisindical que se vive en algunos países de Latinoamérica, como en la Argentina de Milei, aumenta el temor a que esta fiebre antiderechos se extienda por Europa…
Esta corriente ultra que recorre el mundo está siempre en contra del feminismo, del cambio climático y del sindicalismo. Da igual que sea Estados Unidos, Argentina, Brasil o España. Siempre hay un ataque sostenido contra los sindicatos. En nuestro país, los sindicatos están recogidos y amparados en la Constitución española. Son un elemento fundamental, la pieza esencial del diálogo social. A esa pregunta que lanzan los ultras de “¿para qué sirven los sindicatos?” yo les digo: ¿Quién consigue los derechos para los trabajadores? ¿Quién reivindica? ¿Quién exige? ¿Quién logra acuerdos? La mayoría de los avances que disfrutamos hoy en este país se deben a la lucha de los sindicatos. ¿Alguien piensa que el salario mínimo o la reforma laboral caen del cielo? Ni en los mejores sueños de Rajoy España iba a llegar a 22 millones de afiliados a la Seguridad Social, él soñaba con 20. Luego vienen aquí los ultras y los fachas de todo el mundo a España para oponerse a un gobierno que desmonta todos los mantras neoliberales y está demostrando que la justicia social no solo es compatible con el crecimiento económico, sino que genera más crecimiento. En esto los sindicatos no son ajenos, porque todos los logros que hemos conseguido como trabajadores han sido gracias al indiscutible papel de los sindicatos.



















