ENTREVISTA A

Cristina Almeida

ABOGADA
Texto: Isabel García Cía
Fotos: Fran Lorente
Vídeo: Fran Lorente
Edición: Bruno Costa, Darío Bermúdez

“Nunca tuve la tentación de rendirme”

Cristina es la abogada, la política, la activista, la sindicalista, la tertuliana, la mujer imbatible por muchos años que pasen. Ya está jubilada de casi todo pero esto no le resta ni un ápice de pasión. Con sus más de ochenta años defiende con entusiasmo de veinteañera sus ideas y postulados y levanta auditorios enteros que se llenan de aplausos. En el último homenaje a los Abogados de Atocha participó en una mesa redonda junto a las que fueron sus colegas, Paquita Sauquillo y Manuela Carmena, pero, sin desmerecer a las dos abogadas, solo ella ponía en pie al público y hacía estallar de risa a los asistentes con expresión directa y sin perífrasis. Cristina no se rinde, menos ahora que nos quieren asustar con el auge de la extrema derecha en todo el mundo y también aquí. Cristina es un pilar bien arraigado en nuestra democracia. Un ejemplo del que sacar fuerzas cuando éstas flaquean.

Nos recibe en su casa del centro de Madrid y cuando habla lo hace con el ardor de siempre.

Has dedicado tu vida entera a la defensa de los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de los perseguidos, de los presos políticos. ¿En qué momento sentiste que esta iba a ser la principal labor en tu vida?

Yo había estado en un colegio de monjas, así que cuando llegué a la Universidad, a la Facultad de Derecho, se me abrió un mundo. Un mundo de conocimiento, de cultura, de libros que leer, de personas que habían vivido otras experiencias. Y aquello me fue abriendo el espíritu. Creo que fue en segundo de carrera cuando me fui a Alhama de Granada para hacer una campaña de alfabetización, enseñando a mujeres y niñas a leer y a escribir. Y allí me enteré de que eso de ser rico en aquel lugar no dependía de dios, sino de la Hermandad de Labradores y Ganaderos*.

Así empecé a conocer la injusticia social y a querer luchar contra ella. Me rondaba la idea de irme a París a estudiar psiquiatría pero me di cuenta de que me importaba un comino la psiquiatría. Lo que yo quería era defender a políticos y trabajadores, porque entonces no existían ni sindicatos ni abogados que quisieran defender a los presos políticos. Si defiendes a un comunista todo el mundo piensa que la abogada es comunista. Por lo tanto, sí, había una conjunción de ideas… y durante muchos años he sido muy feliz ejerciendo mi profesión.

Supongo que en tu casa esto te supuso infinidad de problemas…

Mi padre fue un hombre muy de derechas y no se explicaba cómo yo, habiendo nacido en esta familia, tuviera esas ideas. Mis hermanos, no todos, también iban tomando partido. Y siempre era hacia la izquierda. Yo con mi padre tuve unas discusiones enormes, me llegaba a encerrar en casa, pero me escapaba y volvían a castigarme. Hasta que acabó dándome la llave del portal. Le profesé mucho cariño… y sí, tuvimos muchas discusiones.

A parte de estos problemas de familia, ¿te ha supuesto algún sacrificio la vida que elegiste llevar en aquellos tiempos?

La verdad es que sacrificio ninguno, porque era lo que yo quería hacer. Me parecía un honor defender las causas que yo entendía como nobles, defender a los presos políticos cuando nadie los quería defender, o a los trabajadores, cuando estaban aquellos sindicatos verticales que no defendían a nadie, y que incluso te obstaculizaban a ti para que no pudieras actuar en su defensa. Menudas peloteras tuve con los de los sindicatos verticales, no querían dejarme defender a nadie, decían que ellos eran los legítimos representantes de los trabajadores y que a su vez también lo eran de las empresas. Ellos defendían a todos. Por lo tanto, al final, no defendían a ninguno.

Fue una época muy especial, porque en cualquier país de Europa lo que eran derechos democráticos aquí constituían delitos. Propaganda ilegal, asociación ilegal, reunión ilegal, sindicato ilegal, todo era ilegal cuando a 400 kilómetros todo aquello era legal. Así que yo no solo defendía… sino que además me ayudaba a luchar por otro espíritu de país, a aspirar a vivir en democracia.

Alzar la voz siendo mujer no debió ser fácil en aquellos años…

En el Colegio de Abogados teníamos la sensación de que las mujeres no actuaban… había muy pocas. En 1941, María Luisa Suárez, una mujer muy combativa y con la que aprendimos mucho nosotras.

Luego llegó nuestra generación y empezamos dedicarnos a cosas a las que nadie lo hacía, y menos aún las mujeres: defender a presos políticos y trabajadores. Éramos muy buenas abogadas, y así nos lo reconocieron muchos magistrados. Preparábamos muy bien los juicios, intentábamos retorcer las leyes franquistas y buscar el sentido más positivo para los trabajadores. Eso nos daba cierto nivel en el Colegio de Abogados. También es verdad que teníamos que pelear mucho en los tribunales. Es verdad que eso nos obligaba también a tener muchas luchas en el tribunal. Por ejemplo, quisieron procesar a Manolo López, el laboralista que defendía al dirigente del PCE Horacio Fernández. No permitieron defenderle. Así que hicimos una huelga de solidaridad con él y por cada juicio al que no asistíamos nos penalizaban 3 meses de suspensión. Yo en ese mes tuve seis juicios, por lo tanto estuve 18 meses suspendida. Nos ponían trabas de todo tipo.

Con todas aquellas trabas no solo en el franquismo sino en esa etapa del 77 del “franquismo sin Franco”… ¿Tuviste alguna vez la tentación de tirar la toalla, de rendirte?

¡Cómo iba a querer rendirme si era lo mejor que podía estar haciendo! Ya tenía entonces un compromiso político y no iba a abandonarlo. Al contrario, crecía en mí cada vez más la necesidad de luchar por otro país, buscar la solidaridad internacional, una cuestión que me hizo viajar por ahí… No, no, al revés. Nunca me desanimé, ni por las coacciones, ni por los castigos, ni por las detenciones. Nunca quise dejar lo que hacía porque para mí era un deber, una obligación, pero también un placer.

Ni siquiera la masacre de Atocha. En el homenaje a los Abogados de Atocha Manuela Carmena expresó que vosotras, que seguís vivas, tenéis con ellos una deuda inmensa.

Eso creo yo.

¿Eso es el “síndrome del superviviente?

No, creo que eso lo sufrió un poco Alejandro, que es el único sobreviviente de aquella tragedia. Yo, la verdad, nunca me lo he planteado así. La sensación de deuda se ha transformado en homenaje. Por eso estamos allí todos los años, en todos los homenajes. A lo que se refería Manuela es al dolor de que les cortaran la vida cuándo más la podían vivir. Vivir la democracia, la capacidad de hacer un montón de cosas…. en ese sentido, sí, hay un dolor de no haber podido evitar que estas personas pudieran vivir, como nosotras, toda esa experiencia democrática.

Franco había muerto, pero la democracia no había llegado. Hubo personas que murieron, que fueron condenadas a muerte. Es decir, todo aquello nos hacía ver que era el final de un sistema que se negaba a irse por las buenas. Y nosotras, las abogadas, manifestamos que no teníamos miedo… porque pensábamos que esta gente solo quería estropearnos los despachos, rompernos los papeles… Nunca nos pasó por la cabeza que podían venir con intención de matarnos. Ni ellos, los que fueron asesinados, tuvieron sensación de que iban a ser capaces de tal barbarie. Porque si hubieran tenido conciencia de que los iban a matar, se hubieran lanzado a por ellos, a lo mejor no habrían muerto cinco… Fue un golpe tremendo.

“Todo nos hacía ver que era el final de un sistema que se negaba a irse por las buenas. Y nosotras, las abogadas, manifestamos que no teníamos miedo”

Vamos a situarnos en el presente, Cristina. Estamos viviendo un momento duro de negacionismo histórico, de querer cambiar la historia, de querer acabar con derechos que tanto nos ha costado mucho conseguir.

Tenemos que tener siempre conciencia de que los derechos no se quedan para siempre. Los derechos se adquieren con lucha y se pueden perder cuando se deja de luchar por ellos. A veces tenemos la sensación de que estos derechos los tenemos y que ya no nos debemos preocupar. Y es justo al revés. Cada vez que llega Vox a un gobierno autonómico se empieza a eliminar todo lo que se refiere al feminismo, todo lo que se refiere a la lucha contra la violencia de género, a la memoria histórica, lo estamos viviendo. Esta gente viene a arrebatarnos derechos que, repito, nos han costado mucho esfuerzo conseguir y por eso tenemos que estar siempre al día de lo que queremos.  Me produce mucha rabia que sean tantos jóvenes -no todos, hay gente muy concienciada- los que no ven el peligro. Muchos jóvenes varones que piensan que las mujeres quieren quitarles derechos, por ejemplo, esto se empieza a oír con cierta frecuencia.

Creo que hay una pérdida de conciencia del riesgo de perder la democracia. Y esto se va a agravar. Ahora llegan “esos” con tantísimo dinero y que lo usan para acabar con la democracia. No saben que la democracia es el mejor sistema de igualdad que hemos encontrado los seres humanos para poder relacionarnos.  Así que tenemos que estar al tanto todos y todas para evitar que esto pueda ocurrir en nuestro país.

“La ultraderecha viene a arrebatarnos derechos que nos ha costado mucho esfuerzo conseguir. Creo que no hay conciencia del riesgo de perder la democracia”

¿Está la izquierda española preparada para hacer frente a esta situación?

En un país en el que el número de partidos políticos es considerable resulta muy difícil poner a todos de acuerdo. En eso Pedro Sánchez ha hecho un gran esfuerzo al intentar reunir a todos los que en principio están a la izquierda. Y hay que entender que no siempre se van a poder conseguir los acuerdos. Pero sí creo que cuando dice Feijóo “yo no estoy gobernando porque no me vendo”, lo cierto es que no está gobernando y es porque nadie lo ha comprado. Si le hubieran comprado, habría gobernado. Con su gran enemigo, Junts, ahora está a partir un piñón. Así que yo a este gobierno le doy mucho mérito, ya llevamos muchos años de gobierno de coalición. Se está gobernando en un sentido positivo y a mí me parece que va a ser muy difícil dar marcha atrás en todos los derechos.

A pesar de los jueces…

Hoy la política se está haciendo en la judicatura. Hoy los jueces están tomando decisiones que nunca se nos podrían haber ocurrido. Esto de pedir el teléfono móvil del Fiscal General…, hay una persecución de los jueces a los órganos políticos de este país. Los jueces no solo no están ajenos a la política, sino que están metidos de verdad en el juego político. La derecha está unida a la judicatura para impedir el avance del progresismo. Y luego está la izquierda, claro… Sumar, Podemos… A cada uno hay que darle un poco de cariño, para que se sientan protagonistas. Soy partidaria del cariño y no de las patadas entre partidos…

«Hoy la política se está haciendo en la judicatura. La derecha está unida a la judicatura para impedir el avance del progresismo»

Cristina, vamos a hablar de sindicalismo. Hablemos de lo que CCOO ha supuesto en tu vida política, profesional, emocional…

Comisiones Obreras ha sido la forma más inteligente de representación de los trabajadores en un lugar y un tiempo en el que lo único que había era el sindicato vertical. Ellos aprovecharon la estructura de ese sindicato para que desempeñase la función de un sindicato democrático. Y así como a la UGT le dieron todo hecho, porque era un sindicato que ya existía durante la República, CCOO se lo ha tenido que ganar todo. Creo que se ha consolidado como sindicato de clase muy fuerte en toda España.

Para mí, tener un sindicato es tener derechos. Cuando alguien habla mal de los sindicatos es que no espera tener derechos. Cuando oigo hablar mal de los sindicatos, o de los liberados, incluso oigo a trabajadores que hablan de la fuerza negativa de los sindicatos… creo que debemos pensar si no existiera el sindicato no existirían ni la mitad de los derechos que tenemos, ni la mitad de oportunidades para poder llevar adelante políticas progresistas.

Los sindicatos no están solo para defender los derechos, sino para ampliarlos. Porque si nos quedamos en la defensa nunca iremos más “palante”. Y yo creo que un sindicato debe ir siempre hacia lo más.


Descarga MADS nº 2 en PDF


Ver MADS nº 2 online

Lorena Gamito

DIRECTORA DE ACCIÓN HUMANITARIA DEL COMITÉ ESPAÑOL DE LA UNRWA

Estela Díaz

MINISTRA DE MUJERES Y DIVERSIDAD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, ARGENTINA

Entrevista a Daniel Bernabé, escritor

“La mejor vacuna contra la ultraderecha es la activación ciudadana democrática de la clase trabajadora” El escritor y periodista publica su primera novela, Todo empieza