Especial Fuerza sindical en tiempos de COVID

Testimonios de delegadas y delegados de CCOO que luchan en primera línea de la batalla contra el coronavirus

Textos: Alejandra Acosta. Edición de textos: Armando Recio.  Fotos y vídeo: Fran Lorente. Edición vídeos: Javier Cantizani

Dirección del reportaje: Carmen Vidal, secretaria de Comunicación de CCOO de Madrid

Editorial

Frente a la crisis del coronavirus

Opinión

Aunque no nos podamos tocar, seguimos juntos

Los sacamos del colegio de repente porque un monstruo vino a vernos y los encerramos en casa. No han vuelto a jugar con sus compañeros ni a ver a sus profes, no pueden acercarse a sus amigos en el parque y muchos no podrán abrazar nunca más a sus abuelos. ¿Qué huella psicológica dejará la pandemia en los escolares? ¿Qué se encontrarán los educadores el ‘día después’, cuando el perverso flautista de Hamelín disfrazado de virus les permita regresar a las aulas? Sobre ello hablamos con el profesor Daniel Flórez, delegado de CCOO en la Junta de Personal Docente no Universitario de la Dirección de Área Territorial Este.

“No hemos notado ningún bajón en la producción a causa de la pandemia”, constata Iván Moreno, delegado de CCOO y electrónico de Indra en el centro de producción de Aranjuez. Sin embargo, la multinacional española intentó aplicar en marzo, sin causa que lo motivara, un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y, además, recortar el sueldo a sus empleados aprovechando que el COVID-19 pasaba por aquí. No había lugar y los sindicatos lo han impedido.

“No hemos notado ningún bajón en la producción a causa de la pandemia”, constata Iván Moreno, delegado de CCOO y electrónico de Indra en el centro de producción de Aranjuez. Sin embargo, la multinacional española intentó aplicar en marzo, sin causa que lo motivara, un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y, además, recortar el sueldo a sus empleados aprovechando que el COVID-19 pasaba por aquí. No había lugar y los sindicatos lo han impedido.

Salarios extremadamente bajos, una jornada que se distribuye de forma irregular por año, no por mes, un sistema de pago por horas y un patrón que se adueña de tu tiempo. Si incluyeran un par de latigazos diarios pensaríamos que Netflix estrena serie sobre una plantación de esclavos de hace dos siglos. Lo malo es que está pasando aquí y ahora. Ocurre en el sector de la comida rápida, para el que trabaja un ejército de repartidor@s cuya precariedad laboral riza el rizo de todas las precariedades posibles. Conversamos con Raúl Calderóndelegado de CCOO de la sección sindical de Domino’s Pizza en Madrid, sobre cómo les afecta la crisis del COVID-19
Desde hace 23 años, Conchi Santodomingo sale de su casa todos los días con el cometido de cuidar a personas dependientes que residen en la ciudad de Madrid. Es auxiliar de ayuda a domicilio, un trabajo ya de por sí duro y mal pagado que ha devenido en pesadilla desde que se declaró la emergencia sanitaria. Hace dos meses que su tarea como delegada sindical de CCOO supera el ámbito de lo laboral: “Hay compañeras”, manifiesta, “que atraviesan circunstancias personales extremas y necesitan ayuda desesperadamente”.

Lo que han vivido los obreros de la construcción en Madrid desde finales de febrero a cuenta del coronavirus se puede resumir en tres palabras: desinformación, incertidumbre y miedo. Alberto Palmero, administrativo de obra y delegado de CCOO en una de las grandes constructoras españolas, denuncia que las empresas del sector se han preocupado más por los números que por la salud de sus trabajadores. “Todo lo que hemos conseguido ha sido a base de protesta”.

Cuando Juani Peñafiel, delegada de CCOO, planteó a la dirección de la residencia privada de mayores en la que trabaja como gerocultora, en Madrid, abordar el problema del coronavirus la tildaron de alarmista y no tomaron medida alguna. Esto sucedía durante una reunión con el comité de empresa el 5 de marzo. Para entonces, y sin toparse con el más mínimo obstáculo, el Covid-19 había desplegado sus tentáculos sobre una población anciana y desprotegida contra la pandemia. Pocos días después, la noticia de la muerte de una veintena de residentes contagiados en un geriátrico madrileño conmocionó a todo el país

Es la situación más excepcional que he vivido nunca”, asegura David Gómez Herrador, secretario general de CCOO de la sección de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. Ni los atentados del 11-M, en 2004, ni el gigantesco incendio de la Torre Windsor, que devoró en 2005 un edificio de 32 plantas en Azca, afectaron como lo ha hecho la pandemia del Covid-19 al funcionamiento del cuerpo de prevención y rescate más popular entre la ciudadanía.

Fue una locura”, responde Ana Belén Casado, cajera de un hipermercado de Alcorcón cuando se le pregunta qué ocurrió en las grandes superficies tras el anuncio el 9 de marzo del cierre de los colegios para contener la pandemia del coronavirus. En los 26 años que lleva cobrando al público nunca había vivido algo similar.  Desde hace un mes lucha sin descanso para proteger a sus compañeras.

A la Policía también nos resulta inquietante ver la ciudad vacía”, comenta Maru Anastasio Sánchez, una agente municipal, delegada de CCOO, que lleva 17 años patrullando las calles de Alcalá de Henares. La historia que vamos a contar, a través de ella, arranca el día en el que las risas y las voces de los niños y niñas dejaron de oírse en los patios y las aulas de los colegios madrileños, un hecho turbador donde los haya.

“Esta crisis la vamos a superar porque el personal sanitario es una piña y saca adelante lo que haga falta”, afirma con determinación Samuel Mosquera González, un técnico especialista en medicina nuclear en una clínica privada de Madrid, en la que es además delegado de CCOO y presidente del comité de empresa.

La fecha del 17 de marzo de 2020 quedará para siempre grabada a fuego en la memoria de Mercedes Romero. Ese día empezaba para esta madrileña de 49 años, delegada de CCOO y secretaria general de la sección sindical del Hospital Severo Ochoa, y para todos los trabajadores y trabajadoras de este centro hospitalario ubicado en Leganés, una batalla sin cuartel contra un enemigo invisible, desconocido, imprevisible, escurridizo y muy contagioso y letal: el Covid-19.