Desigualdades medioambientales en la Comunidad de Madrid

El medio ambiente en la Comunidad de Madrid está maltratado y sufrimos desigualdades dependiendo de dónde residamos. La basura lejos de las rentas altas, pero los “ricos” también han visto deteriorarse sus entornos naturales

Por María Ángeles Nieto Mazarrón y Raúl Urquiaga Cela. Coordinadores de Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid

Madrid es una región diversa que solapa distintas realidades socioambientales en un espacio de 8.026,77 kilómetros cuadrados y 7.000.621 habitantes (INE, 2023), es la comunidad autónoma más densamente poblada (872 habitantes por kilómetro cuadrado). Desde el gobierno regional se la muestra como un territorio de bonanza y éxito, tanto en lo económico como en lo ambiental. Sobre el papel, gran parte de su territorio se encuentra protegido (39,8%) y sus gobernantes se jactan de las numerosas especies amenazadas que pueblan su territorio y del estado de su medio ambiente. En lo económico, la Comunidad de Madrid se sitúa en el primer lugar en cuanto a renta per cápita (38.435 euros en 2022), acaparando casi el 20% del PIB español. Junto con esta situación convive otra realidad social, con grandes desequilibrios estructurales (más del 20% de su población en riesgo de pobreza, 40% de las familias con dificultades para llegar a fin de mes, 30% de los hogares en situación de pobreza energética…). La Comunidad de Madrid es un territorio de desequilibrios y desigualdades, no solo a nivel socioeconómico sino, como veremos, a nivel medioambiental.

Podemos hablar de una brecha económica regional entre territorios con mayores rentas y otros más pobres. Pero esto no tiene un necesario reflejo en un mejor medio ambiente. Aunque muchas de las zonas con mayores rentas puedan gozar de mejores servicios y zonas verdes urbanas y periurbanas más cuidadas,
entornos con mayor calidad ambiental y paisajística y con mayores dotaciones medioambientales, no creemos que pueda hablarse, desde el punto de vista ambiental, de un Madrid rico y un Madrid pobre. Todo el territorio regional es víctima de casi 30 años de políticas neoliberales que han ido desregulando y acosando el patrimonio medioambiental, ante la pasividad y el oportunismo de unos y otros. Esto no siempre es fácil de observar, teniendo en cuenta que las infraestructuras más contaminantes (grandes instalaciones de residuos y depuración, infraestructuras energéticas, polos industriales…) se han situado o proyectado tradicionalmente en el sur y este, las zonas con menor renta y con una estructura poblacional con más predominio de clases trabajadoras y agrarias. De esta forma, al hablar de desigualdades ambientales no podemos hacerlo desde un único punto de vista, sino que es necesario que lo hagamos desde una visión de múltiples capas que se superponen a las demás. A continuación, se exponen algunas de estas, sin que sea una relación única y exhaustiva. 

El urbanismo depredador que no se fijó en el Madrid menos rentable

La política urbanística de la Comunidad de Madrid en las últimas décadas ha ido dirigida -durante la explosión urbanística- a favorecer modelos urbanos extensivos, donde las grandes reclasificaciones de suelo han diseñado tramas urbanas laxas. Posteriormente, durante la crisis inmobiliaria, el urbanismo se encaminó hacia la desregulación, permitiendo así el desplazamiento de usos urbanos al suelo de zonas naturales. 

De esta forma se deterioran entornos naturales de gran valor cultural en ciudades y pueblos madrileños. Sin embargo, esta expansión y transformación territorial ha afectado mayormente (grosso modo) a las zonas con mayores rentas, el norte y oeste ricos y el cinturón metropolitano.

De esta forma, estos municipios han perdido la mayor parte de su entorno natural. Pozuelo de Alarcón, uno de los más ricos de España, carece prácticamente de espacios libres (y el único que le quedaba, Montegancedo, está siendo urbanizado actualmente), todo el término municipal de Rivas-Vaciamadrid no afectado por el Parque Regional del Sureste se encuentra urbanizado o en vías de estarlo. Situaciones parecidas las encontramos en Alcobendas, Majadahonda, Boadilla del Monte… Es decir, en estos municipios se ha generalizado la pérdida de espacios libres, de zonas de campo con valor ambiental y paisajístico.

Un factor que refleja esta desigualdad territorial es la proliferación de campos de golf desarrollada desde los años 90 y fuertemente impulsada con los gobiernos de Esperanza Aguirre. De las más de 30 instalaciones madrileñas de golf, todas menos dos situadas en Aranjuez (una de ellas actualmente abandonada), están ubicadas en la mitad norte de la región. La conclusión es que el territorio sur, con menos rentas, ha sido beneficiado ambientalmente frente al norte con mayor poder adquisitivo y con políticas urbanísticas más agresivas.

"Es necesario un cambio de enfoque que ponga en el centro el bienestar de la ciudadanía y sus necesidades"

Tratamiento y vertido de residuos: la basura lejos de las altas rentas

Como se ha indicado, las desigualdades territoriales en la Comunidad de Madrid se manifiestan de manera significativa en la distribución de las instalaciones de tratamiento y vertederos de residuos, que buscan zonas despobladas y, además, de bajas rentas. Este fenómeno no es casual; responde a dinámicas de zonificación que priorizan la protección de zonas residenciales de mayor poder adquisitivo y relegan a las áreas más vulnerables la carga ambiental de estas infraestructuras. De las cuatro grandes plantas de tratamiento de residuos urbanos de la región, tres se sitúan fuera de estas zonas (las plantas de Pinto, Valdemingómez y Loeches), las cuales tratan los residuos del 93% de la población regional. Las comunidades locales vienen denunciando y padeciendo problemas ambientales y de salud relacionados con la contaminación del aire y el suelo, malos olores continuos, así como una devaluación paisajística, social y económica de su territorio, atrayendo focos de marginalidad.

Lo mismo sucede con las plantas de tratamiento de residuos peligrosos. Un repaso por las instalaciones autorizadas por la Comunidad de Madrid refleja esta realidad: las mayores plantas se sitúan en Humanes, Arganda del Rey, Mejorada del Campo, Campo Real, San Fernando de Henares…

Interior de una Incineradora

Y si analizamos vertederos ilegales e incontrolados, los municipios del área metropolitana del sur de Madrid (Leganés, Alcorcón, Valdemoro y Getafe) son las zonas más afectadas.

Ríos madrileños: desagües de aguas mal depuradas

Otro aspecto crítico de la desigualdad ambiental en Madrid es la gestión de los recursos hídricos, especialmente la calidad de las aguas en los ríos de la región. Las zonas bajas de los principales ríos madrileños son ejemplos de contaminación, por ser receptores de las aguas residuales mal depuradas. Los tramos bajos de los ríos Manzanares, Jarama, Henares o Guadarrama superan ampliamente las concentraciones de contaminantes establecidas legalmente y son el principal vector de contaminación de todo el curso medio del río Tajo. Este deterioro no solo impacta negativamente en el ecosistema fluvial, sino que también representa un riesgo para la salud pública, especialmente por su uso agrícola. 

Avalancha fotovoltaica en el sur y sureste

En los últimos años se ha evidenciado un auge en el desarrollo de proyectos de plantas de energías renovables en la Comunidad de Madrid. El territorio de sacrificio para estas plantas ha sido el sur y el sureste regional, donde los promotores encuentran amplias extensiones de suelo agrícola de secano con bajo valor económico y sin protección ambiental. A tenor del alcance de los proyectos tramitados, se percibe una auténtica avalancha fotovoltaica en estas zonas, con más de 40 plantas planificadas que ocuparían una extensión similar a los términos municipales de Boadilla del Monte y Alcorcón juntos. 

La situación es más llamativa cuando comparamos esta fijación con el sur para las fotovoltaicas con la moratoria para la instalación de parques eólicos en la región. La Comunidad de Madrid es de las pocas regiones que no cuenta con molinos, dada la oposición a su impacto en las cumbres madrileñas. El agravio comparativo del celo en proteger las zonas serranas con la pro-actividad para el desarrollo fotovoltaico en el sur es más que evidente. ■

Conclusión

Madrid, una región con múltiples desequilibrios ambientales. Estos son solo algunos ejemplos de las múltiples brechas ambientales de la región, reflejo de la situación socioeconómica y que tienen su origen en las políticas neoliberales desarrolladas desde hace treinta años por los gobiernos de la derecha madrileña. Esta situación subraya la ausencia de una planificación territorial equitativa y sostenible. El revertir esta situación es una condición indispensable ante cualquier modelo de cambio político en la región.