“Tamames reprodujo la misma acusación contra Largo Caballero que el agregado de la Gestapo en Madrid”
La depuración póstuma en 2020 por parte del Ayuntamiento de Madrid del único obrero que ha ocupado la jefatura de Gobierno en España, al que la derecha quiere convertir en el nuevo rojo feroz, llevó al investigador Juan Moreno a indagar en la biografía de quien fue cinco veces concejal, ministro de Trabajo, ministro de la Guerra y presidente del Consejo de Ministros. El resultado es “La leyenda negra de Largo Caballero”. Madrid Sindical entrevista a su autor.
Dirección: Luis Lombardo. Texto: Alejandra Acosta. Fotos y vídeo: Fran Lorente. Montaje y edición vídeo: Javier Cantizani
“La corrupción que encontraron Pablo Iglesias y Largo Caballero en el Ayuntamiento de Madrid era tremenda y descarada”
“Señores, hay que sacrificar ciertas costumbres porque ha entrado en la Casa ¡la pareja de la guardia civil!”, exclamó con sorna el alcalde de Madrid al ver aparecer a dos concejales que habían denunciado los chanchullos y corruptelas que campaban con toda naturalidad entre los ediles de la Corporación municipal. Acostumbraban, por ejemplo, a sortear entre ellos las vacantes de empleo que luego, a su vez, repartían a discreción entre familiares, amigos y correligionarios. Lo hacían con total impunidad, como si fuera lo más normal del mundo. Así estaban las cosas en 1905 cuando la izquierda obtuvo por primera vez representación en la Casa de la Villa. Los dos concejales aludidos, que se negaron a participar en la componenda, eran los socialistas Pablo Iglesias y Francisco Largo Caballero. A este último, en 2020, a propuesta de Vox y con los votos a favor del PP y de Ciudadanos, el Ayuntamiento de Madrid lo borró del callejero madrileño, además de retirar la placa que recordaba la casa donde nació en el distrito de Chamberí.
“Los concejales repartían el empleo entre familiares, amigos y correligionarios ”
“Sin embargo, nadie le discute su hermosa calle a aquel alcalde que se reía de los concejales honestos y que con tan poco celo administraba el patrimonio de las vecinas y vecinos de Madrid. Se llamaba Alberto Aguilera”, comenta el investigador Juan Moreno, autor de “La leyenda negra de Largo Caballero”, publicado recientemente por la editorial Almuzara. Fue la depuración póstuma del histórico líder socialista y sindical perpetrada en 2020 por la Institución en la que fue cinco veces concejal lo que llevó a Moreno a indagar en la figura del único obrero que ha ocupado la jefatura de Gobierno en España. “Su acción política”, subraya, “fue clave en el avance de los derechos de la clase trabajadora en las primeras cuatro décadas del siglo XX. Para desprestigiarle, la derecha y la extrema derecha quieren convertirlo en el nuevo rojo feroz”.
A pesar de que la “alcaldada”, que se ha llevado también por delante el nombre de la calle de Indalecio Prieto, ha sido tumbada por tres sentencias, José Luis Martínez Almeida persiste en el desatino y ha recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
“La derecha y la extrema derecha quieren convertirlo en el nuevo rojo feroz”
Albañil de oficio en la especialidad de estuquista, Largo Caballero tuvo una dilatada trayectoria como político. Fue, además de concejal, diputado, ministro de Trabajo, ministro de la Guerra y presidente del Consejo de Ministros. Aparte, ocupó la presidencia del PSOE y la secretaría general de la UGT. Murió en París el 23 de marzo de 1946 tras un penoso exilio en la Francia del régimen colaboracionista de Vichy. Perseguido por la Gestapo por orden de Franco, encadenó detenciones en cárceles y confinamientos forzosos hasta su traslado al campo de concentración nazi de Sachsenhausen, al norte de Berlín, donde permaneció dos años, hasta abril de 1945. Moriría meses después, a los 77 años. “Yo sabía que donde él estuviese había un hombre rígido, honesto, austero, sin claudicaciones ni vacilaciones, no como otros”, dijo de él Manuel Azaña.
Madrid Sindical.- Empecemos por la gran metedura de pata del Gobierno municipal de intentar borrar la memoria de quien tanto hizo por desterrar las prácticas corruptas en el Ayuntamiento de Madrid de principios de siglo. Ya solo por eso se merecería una gran avenida.
Juan Moreno.- La corrupción que se encontraron Pablo Iglesias y Largo Caballero en el Ayuntamiento de Madrid era tremenda y descarada. Mucho peor de lo que habían imaginado. Tanto Iglesias como Caballero y García Ormaechea -porque fueron tres los concejales socialistas que entraron en la Corporación en 1905- se negaron a participar de la componenda y consiguieron aprobar un reglamento para ingresos por oposición y concurso, aunque los partidos mayoritarios se las apañaron para saltarse el procedimiento. En sus memorias, Largo Caballero cuenta que ser concejal le supuso más esfuerzo y preocupaciones que ser ministro.
“Para él, estar afiliado significaba ser ejemplar en todos los sentidos"
MS.- Largo Caballero fue precursor de los primeros servicios asistenciales en Madrid en una época en la que si eras pobre y enfermabas te morías.
JM.- Impulsó la Mutualidad Obrera, de la que fue gerente durante veinte años y que era su mayor orgullo. Era el único lugar que asistía a los trabajadores que no podían pagarse un médico, ya que entonces la medicina era completamente privada y había que pagarla. Tenía ambulatorios, dispensarios, farmacias, una clínica y suministraba lo que llamaban la ‘gota de leche’ a los hijos de los obreros. Su sede principal estaba en la calle de Eloy Gonzalo y merecería ser recordada con una placa. Sirvió de modelo para la reforma de las Casas de Socorro y para el proyecto de creación del Seguro de Enfermedad del Instituto Nacional de Previsión.
MS.- El Gobierno municipal también eliminó del callejero el nombre de Indalecio Prieto, pero no ha retirado la placa en el edificio de la calle Carranza donde nació. ¿Por qué a uno sí y al otro no?
JM.- Porque la de Indalecio Prieto la colocó Ana Botella. Es la única explicación.
MS.- Qué tiempos aquellos en los que el Partido Popular quería desmarcarse de su pasado de partido posfranquista. ¿Cómo interpreta esta involución?
JM.- Aznar hizo gestos como facilitar la nacionalidad española a los brigadistas internacionales o elogiar a Manuel Azaña cuando aparecieron sus diarios robados. Hay que tener en cuenta que en su primer mandato no tenía mayoría absoluta y le interesaba encaminar a la derecha a la asunción de que el franquismo fue, al menos, una etapa negativa en la historia de España. Seguramente tuvo mucho de oportunismo. Pero ahora, en el combate electoral, pesa más el deseo de zaherir al PSOE, de impregnarle de una imagen de partido revolucionario y ‘guerracivilista’.
“La placa en la casa natal de Indalecio Prieto, que colocó Ana Botella, no la han retirado"
MS.- Ahí Ramón Tamames les ha echado una mano al señalar en el Parlamento a Largo Caballero como responsable de la Guerra Civil
JM.- Tamames reprodujo la misma acusación contra Largo Caballero que el agregado de la Gestapo en Madrid, el comisario Paul Winzer, le hizo al dirigente republicano cuando estuvo detenido en 1943. Esa afirmación solo puede ser producto, como él mismo escribió, de la ignorancia o de la mala fe. Decir que una guerra la desencadena una persona es un absurdo. Cualquier historiador puede desmontar esa teoría fácilmente. Para empezar, cuando Largo Caballero acepta la presidencia del Gobierno, la guerra ya ha empezado. Los culpables fueron los militares que no aceptaron el resultado de las urnas. Desde meses antes de las elecciones había ruido de sables porque se olían el resultado.
MS.- Es una manera también de retorcer la Ley de Memoria Democrática.
JM.- La derecha española no acaba de asumir que a estas alturas tenemos que acabar con las ataduras del pasado franquista. No pasa nada porque se exhume a Franco, que fue un tirano y nadie lo discute. La derecha debería estar de acuerdo y no embarullar resucitando la leyenda negra calumniosa de Largo Caballero.
MS.- En lo personal, ¿cómo era Largo Caballero?
JM.- Era un hombre muy serio en todos los sentidos, que iba siempre de frente, y marcado por una infancia muy dura, como lo era la de la mayoría de los niños de la clase obrera en el siglo XIX, con el agravante de que él fue abandonado por su padre. Tenía 4 años y se quedó solo con su madre. A los 7 años tuvo que dejar la escuela y ponerse a trabajar dando engrudo a las cajas de cartón que luego repartía por los comercios de Chamberí, hasta que a los 9 años le ofrecen un puesto de estuquista. Trabajó durante 25 años en este oficio. Lo dejó en 1906, al ser incompatible con el cargo de concejal.
“El Ministerio de Trabajo le venía como anillo al dedo. Fue un ministro hiperactivo”
MS.- Federica Montseny, que coincidió con él en la cárcel francesa de Limoges, donde ambos estuvieron detenidos en 1941, contaba una anécdota que dice mucho de su personalidad.
JM.- El director de la cárcel le contó muy impresionado a Montseny que cuando le preguntó a Largo Caballero cuál era su profesión para rellenar la ficha de recluso le respondió “estuquista”, es decir albañil. El director esperaba que dijera exjefe de gobierno, o político, al menos. Largo Caballero ya había dicho que al dejar sus cargos nunca tuvo que volver a la clase obrera porque nunca había salido de ella.
MS.- Cuentas en tu libro que no aceptaba de ninguna manera que le engañaran.
JM.- Es un rasgo muy suyo. Cuando siendo niño un patrón le intenta pagar con una moneda que tiene más cobre que plata, él se la tira a la cara y sale corriendo. Era el salario de una semana, pero prefiere quedarse sin nada antes de aceptar que le roben. Fue así siempre. No toleraba las injusticias.
MS.- El 2 de mayo de 1890, Largo Caballero oye hablar por primera vez del 1º de Mayo y de lo que significaba. Es una fecha clave en su biografía.
JM.- Unos compañeros que habían asistido al mitin del 1º de Mayo le contaron que Pablo Iglesias había pedido a los trabajadores que se asociaran. Él siguió la recomendación e ingresa en la Sociedad de Albañiles “El Trabajo” y es entonces cuando adquiere una conciencia de clase organizada. Para él, estar afiliado significaba unirse a otros trabajadores y ser ejemplar en todos los sentidos: ser un trabajador, un padre y un hijo ejemplar, y un compañero solidario. Y este pensamiento impregnará el ejercicio de todos los cargos que ocupará a lo largo de su vida.
“Las autoridades querían enterrar a los muertos deprisa para evitar disturbios”
MS.- La primera gran manifestación obrera en Madrid en la que participa Largo Caballero como dirigente se produce con motivo de un dramático accidente en las obras del Canal de Isabel II el 8 de abril de 1905, en el que mueren 30 trabajadores y 54 quedan heridos graves.
JM.- El accidente causó una enorme conmoción. Las autoridades querían enterrar a los muertos deprisa para evitar disturbios. Pero Largo Caballero, que estaba al frente del Centro Obrero, precedente de la Casa del Pueblo, amenaza con una huelga general y consigue que se autorice una manifestación. Miles y miles de trabajadores acompañarán a los fallecidos desde la Plaza del Progreso, hoy Tirso de Molina, hasta las inmediaciones del cementerio. Y esa es la primera demostración de fuerza de los sindicatos agrupados en la UGT y de Largo Caballero como dirigente.
MS.- Una de las cuestiones más polémicas sobre Largo Caballero tiene que ver con su actuación durante la dictadura de Primo de Rivera. ¿Cómo justificó esa colaboración?
JM.- La decisión de no dimitir como vocal del Consejo de Trabajo, que era un órgano consultivo donde había empresarios y otros sectores, no es personal. Pablo Iglesias y Julián Besteiro apoyan la misma decisión de no dimitir. El PSOE y la UGT habían conseguido montar una amplia red de asistencia a los trabajadores, como mutualidades, cooperativas y casas del pueblo. La presencia en las instituciones facilitaba que el movimiento obrero tuviera fuerza y se consiguieran avances para los trabajadores.
La dictadura de Primo de Rivera no era muy diferente de lo que había anteriormente, que era un Parlamento fraudulento elegido a dedo por el ministro de la Gobernación, como todo el mundo sabía. Enfrentarse a ella suponía desmantelar el movimiento obrero a cambio de nada. Esa era la lógica por la que aceptó también ser miembro del Consejo de Estado, que era un órgano político, pero no ejecutivo. Para Largo Caballero era algo absolutamente instrumental. Lo más criticable de la posición socialista es que Primo de Rivera se concentró en la represión sobre los anarquistas.
“Detenido por la Gestapo, permaneció dos años en un campo de concentración”
MS.-. Es ministro de Trabajo con la II República, desde el 14 de abril de 1931 hasta septiembre de 1933. Casi dos años y medio. El Ministerio de Trabajo, dices, le venía como anillo al dedo. ¿Qué medidas puso en marcha?
JM.- Fue un ministro de Trabajo hiperactivo. Aprobó un reglamento para que la jornada de 8 horas, vigente desde 1919 pero que no se cumplía, fuera de aplicación efectiva en todo el país y, además, la extendió a los trabajadores del campo, que en aquella época eran mayoría. Promulgó también la Ley de Términos Municipales, que favorecía la contratación de campesinos locales y limitaba el derecho de propiedad de las tierras mal explotadas. Y, sobre todo, se empeñó en trasladar a la legislación española todos los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que no se habían aplicado. Largo Caballero fue miembro del Consejo de Administración de la OIT desde su creación en 1919 hasta 1939.
MS.- Le acusaron de hacer leyes socialistas.
JM.- Y él respondía que no eran socialistas, sino sociales, que estaban incluidas en el derecho internacional y que ya existían en la mayoría de países democráticos de Europa.
MS.- Se comentó entonces que Largo Caballero había hecho más leyes sociales en dos años que la III República Francesa en casi siete décadas.
JM.- Curiosamente, ahora tenemos una ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que tiene también un gran afán legislador, en una situación muy diferente, por supuesto. En ambos casos, supusieron y suponen avances laborales legislativos muy importantes. La labor de Largo Caballero al frente del Ministerio de Trabajo es tan indiscutible que parece mentira que los más cabestros de la derecha no lo quieran reconocer.
MS.- Resulta sorprendente que alguien que apenas fue a la escuela manifestara tanta determinación para la acción política y para tomar decisiones de gobierno en periodos enormemente complejos y convulsos.
JM.- El hecho de que no hubiera recibido instrucción se le ha reprochado muchas veces cuando, por el contrario, se le tenía que haber valorado. Fue autodidacta. Leyó muchísimo, escribía sus discursos, publicó muchos artículos y libros, y sus propias memorias. Las obras completas de Largo Caballero abarcan 16 tomos. No era un intelectual, pero en absoluto un ignorante.
“Tenía detrás a la jauría enviada por Franco en busca de dirigentes republicanos”
MS.- Dedicas la última parte del libro a su exilio en Francia, que fue terrible.
JM.- Su exilio fue un verdadero calvario. Tenía detrás a la jauría enviada por Franco en busca de dirigentes republicanos. Cuando los nazis entran en París, huye al sur de Francia con su familia, pero le detienen. Pasa por cárceles, residencias vigiladas, comisarias hasta que en febrero de 1943 le ingresan en el cuartel de la Gestapo de Neuilly, y de aquí le trasladan al campo de concentración nazi de Sachsenhausen, en Berlín. Tenía 74 años y estaba muy enfermo. Cuando el campo es liberado en 1945 regresa a Paris. No quería irse a México porque tenía dos hijos presos en las cárceles franquistas y porque quería ayudar a restablecer la democracia en España.
MS.- Murió a los pocos meses, pero aún le quedaron fuerzas para hacer un propuesta de reconciliación.
JM.- Largo Caballero coincide con Indalecio Prieto y los dirigentes del PCE en que no tiene sentido esperar que los aliados entren en España o que la presión internacional haga caer a Franco. Piensa que la mejor manera de hacer caer la dictadura es haciendo una propuesta generosa de reconciliación y presenta un plan de 11 puntos con una mediación de los países sudamericanos. Fue una ingenuidad pensar que Franco iba a aceptar hacerse el harakiri.
MS.- Al menos tuvo un funeral digno.
JM.- Fue enterrado con honores de jefe de Estado en el cementerio Père Lachaise, el más importante de París. Le despidieron más de 20.000 personas y a su funeral acudieron representantes del Gobierno francés y de todas las fuerzas políticas internacionales y nacionales. En 1978 sus restos fueron trasladados a Madrid, como él había pedido.
Sobre al autor: Juan Moreno (Medina de la Torre, Badajoz, 1947) ha sido secretario general de CCOO Madrid, miembro de la Ejecutiva Confederal y consejero del Comité Económico y Social Europeo. Además de la de Largo Caballero, ha escrito semblanzas de Paul Lafargue y Laura Marx, Bruno Trentin e Indalecio Prieto.