“La mejor vacuna contra la ultraderecha es la activación ciudadana democrática de la clase trabajadora”
El escritor y periodista publica su primera novela, Todo empieza en septiembre, la fotografía de un momento político marcado por la amenaza de la ultraderecha sobre nuestro sistema democrático. Seguimos el rastro de su protagonista, Jaime Peña, por las calles del corazón de Madrid
Dirección: Luis Lombardo. Texto: Eduardo Mesa. Fotos y vídeo: Fran Lorente. Montaje y edición vídeo: Javier Cantizani
Daniel Bernabé se baja en la estación de Atocha, el puerto sin mar donde se entrecruzan las idas y regresos de tantas vidas. Y aunque estemos en abril el reloj de arena de la literatura nos traslada a principios de septiembre, ese momento donde la vida recobra el pulso tras el letargo veraniego. Los planes, los propósitos, las nuevas ilusiones… “Ese mes donde parece que en el fondo todo se pone en marcha de verdad”, cuenta el escritor madrileño. Su primera novela, Todo empieza en septiembre (Planeta, 2023), arranca también en esos días luminosos de una ciudad que es la suya, pero que ya no le pertenece. “Algo que me venía persiguiendo desde hace un tiempo es mostrar esta ciudad, mostrar Madrid, que para muchos de nosotros ha sido un aprendizaje sentimental. Sobre todo el centro, el lugar donde vivíamos nuestras aventuras, donde nos enamoramos, donde aprendimos a vivir”.
“Me sale de natural escribir sobre la política, igual que me sale escribir sobre la precariedad, porque es algo que está presente en la vida de todos”
Enfilamos la calle Atocha. Se despliegan rincones que el escritor conoce al dedillo. Doblamos esquinas dibujadas en su biografía. La casa de su abuela. La plaza de Antón Martín. “Atocha era una cuesta pronunciada que empezaba en la plaza de Carlos V, donde se situaba la estación del mismo nombre y que ascendía a Antón Martín con su farmacia del Globo y su monumento a los abogados asesinados por los fascistas en los 70”, escribe Bernabé.
El tiempo hizo de las suyas y lo castizo sucumbió al tsunami de la impostura y lo cool. ”Resulta que han pasado los años y llega el siglo XXI y esto se ha convertido en un escaparate para instagramers, en la jungla de los especuladores y demás morralla. Y parece que la gente normal nos vamos a tener que ir. Este libro también es un levantar la bandera, una protesta, la última carga de caballería de lo digno”, asevera el autor madrileño.
“Este libro es un levantar una bandera, una protesta, la última carga de caballería de lo digno”
En una buhardilla de la calle Atocha vive Jaime Peña, el protagonista de Todo empieza en septiembre.
Madrid Sindical: ¿Quién es Jaime Peña?
Daniel Bernabé: Jaime Peña es un periodista cercano a los 40 años, afectado por una precariedad notable, es decir, tiene muchos trabajos, es brillante, hace de todo, escribe hasta guiones para un programa de sucesos paranormales, pero aún así le cuesta muchísimo llegar a fin de mes. Es un tipo que tiene además unas convicciones muy firmes, muy del siglo XX. Es ese momento, esa crisis de la mediana edad que te hace preguntarte exactamente si todo lo que creías que ibas a ser cuando eras chaval, pues más o menos ha ido bien o no.
MS: Jaime pertenece a una generación rota a la que se le destrozaron los sueños antes siquiera de poder tocarlos.
DB: Somos una generación a la que la Gran Recesión de 2008 nos golpeó en un momento donde la gente empieza a asentar su vida, a tener una pareja más estable, a tener un trabajo de larga duración, a comprarse una casa… Y todo aquello desaparece casi de la noche a la mañana. Y resulta que el auténtico terremoto económico que significó la gran crisis de hace 15 años, nos dio la vuelta a la vida y justo cuando tendríamos que empezar a asentarnos, empezamos a tener que sobrevivir, a sacar la cabeza fuera del agua, a intentar no hundirnos. Y creo que esto tuvo consecuencias económicas, políticas, pero también sociales en cada persona muy importantes. Creo que es algo de lo que no se ha escrito lo suficiente. En este libro quería profundizar generacionalmente en lo que ha supuesto todo esto en diez años, en el daño a toda una generación. Llegaron las invasiones bárbaras en forma de hombres de negro de la troika y arrasaron el país. Lo descuartizaron con el pulso pulcro de un burócrata europeo de nombre impronunciable. Tuvimos que salir a la calle. Tuvimos que salir muchas veces para intentar defendernos.
“Tuvimos que salir a la calle. Tuvimos que salir muchas veces para defendernos”
MS: ¿Hay desencanto social en tu novela?
DB: Hay ganas de oponerse a las arbitrariedades que el sistema económico nos impone constantemente. Quiero que la gente cuando lea el libro levante la cabeza y su lectura le sirva para recuperar esa mirada que debemos de tener. Para mirar de frente a esta gente y decirles que ya está bien.
Salvar la democracia
Llegamos a la plaza de las Cortes. Una manifestación policial nos recibe frente al Congreso de los Diputados. Otra protesta más a las puertas del edificio donde se toman las grandes decisiones, de donde emana el poder.
Pero la política no solo se hace en el Congreso, advierte Daniel Bernabé. “También se hace en una asociación de vecinos. Cuando sales a manifestarte o haces una huelga, eso también es política. La democracia es más democracia cuando la política es parte constructiva de la vida de la gente normal. Entre otras cosas porque en este país los que mandan, aunque alejados de los focos, también hacen mucha política en los consejos de administración”.
Salvar la democracia es la misión de Jaime Peña, un héroe inesperado que se enfrenta a la descomunal tarea de desmontar una trama perpetrada por los poderes fácticos en la sombra con el fin de alterar el resultado de unas elecciones inminentes y situar al país al borde del colapso. “Mira, en este país se toman las grandes decisiones en tres sitios: los reservados de asador, los puticlubs caros y las casas de campo después de las cacerías”, sostiene el escritor.
El fantasma de un golpe de mano contra la democracia impulsado por la ultraderecha gravita sobre la novela. ¿Fantasía o realidad? “Esta es una novela que, según la he ido escribiendo, lo que parecía ficción ha ido tomando cada vez más cuerpo de realidad, hasta tal punto de que en determinadas ocasiones hay lectores que me han preguntado: “Oye, tú lo que estás escribiendo aquí, ¿ya ha ocurrido, va a ocurrir?”. Hemos asistido atónitos al asalto del Congreso en Estados Unidos, al asalto del Congreso en Brasil y vemos como en España también suceden cosas extrañas”.
MS: ¿Está en peligro la democracia?
DB: Está amenazada. Esto no se puede tomar a la ligera. Estamos en una situación donde la forma, al menos, de salvarnos, la forma de tener un seguro, la forma de poder poner una barrera, es la activación política ciudadana democrática de la clase trabajadora, como ha sido siempre. En esto no caben atajos, no caben inventos y no caben situaciones nuevas.
Al final, cuando mucha gente, la gente de abajo, se implica en política, participan en un sindicato, en una asociación de vecinos, en un partido… es la mejor vacuna que puede impedir que la ultraderecha y esos grupos del poder económico, del poder mediático, del poder financiero, se acaben imponiendo sobre la voluntad popular.
MS: ¿Son los sindicatos la última barrera?
DB: Han jugado un papel esencial en la defensa de los derechos laborales pero también en la activación ciudadana, en poner en marcha a mucha gente, tanto en la década pasada contra el ataque de los poderes financieros de la Troika, como en esta, posicionándose de una forma muy clara en la pandemia. Como ocurrió hace 40 años, los derechos laborales estuvieron muy vinculados a la consecución de los derechos democráticos. Esto puede ocurrir también ahora, por eso creo que los sindicatos deben jugar un papel clave en el contexto actual.
“Los sindicatos deben jugar un papel clave en el contexto actual”
La plaza de Antón Martín nos recibe con su bullicio habitual. Carreras apresuradas a la salida del metro. Clientes entrando y saliendo de la farmacia del Globo. Gente normal camino de sus trabajos y ocupaciones. El kiosco de prensa con sus portadas sobre la actualidad política. Y al fondo, presidiendo la escena, el monumento a los abogados de Atocha, presencia constante en la novela de Daniel Bernabé. Porque el asesinato de los abogados laboralistas, opina el escritor, no solo marcó el rumbo de una transición en ciernes, sino que su peso se deja sentir en el momento político actual.
MS: ¿Qué significado tiene para ti este monumento y la historia que hay detrás?
DB: El asesinato de los abogados de Atocha fue aquel momento donde se intentó hacer descarrilar por parte de fuerzas de ultraderecha lo que posteriormente será la transición, que se nos ha vendido siempre como un camino de vía única, pero que tenía diferentes posibilidades y muchas de ellas muy inquietantes. El asesinato de los abogados de Atocha tuvo la intención de crear una respuesta violenta de algún tipo en la izquierda y que eso hubiera expulsado a dos de los principales actores en la Transición, como fueron las Comisiones Obreras y el Partido Comunista. Y sin ellos no hubiera sido lo mismo. Había que traer de vuelta parte de nuestro pasado, de la parte más importante para aprender del mismo y relacionarlo con nuestro presente, con las amenazas que ahora mismo flotan por encima de nosotros.
“El asesinato de los abogados de Atocha quiso expulsar a dos de los principales actores de la Transición: Comisiones Obreras y el Partido Comunista. Sin ellos no hubiera sido lo mismo”
MS: Una de ellas es la campaña de deslegitimación que lleva sufriendo desde hace varios años el gobierno de coalición.
DB: Lo que le ha sucedido estos tres últimos años al gobierno explica el gran peligro al que nos enfrentamos, porque no estamos hablando de una oposición dura, de un lenguaje hosco, estamos hablando de un intento de deslegitimar a un gobierno que había salido de las urnas como cualquier otro. De tal manera que cuando algo es ilegítimo, tú puedes aplicar cualquier medida para quitarlo del poder. Esto es lo que nos ha llevado precisamente a ver lo que hemos visto en Estados Unidos y Brasil.
Yo no sé si en España estamos cerca de ese punto, pero lo que sí sé es que esto ha creado una peligrosa brecha en la sociedad española, donde hay una parte de esa sociedad que, animada sobre todo por el fuego digital, el fuego de los bulos, el fuego de esos intoxicadores digitales, se cree con la autoridad para saltarse los procesos democráticos.
El poder de los libros
Abandonamos la plaza de Antón Martín, ajetreado corazón de la novela de Daniel Bernabé, para penetrar en una de las pocas librerías genuinas que aún sobreviven en el centro de la capital. En la fachada lateral de Sin Tarima Libros una viñeta de Forges muestra a un padre regañando a sus hijos…por leer. “Parece mentira…se os deja ½ hora solos y apagáis la tele y el ordenador y os ponéis a leer…¿y queréis que confiemos en vosotros”, exclama el progenitor. Toda una metáfora de los tiempos que corren. Mientras Bernabé conversa con Santiago, el librero, nuestra vista se pierde en un mapa de estanterías repletas de historias por contar. Ideas y reflexiones. Polémicas y acuerdos. Pasado y presente. Rebelión y lucha. Todo está en los libros.
“Este libro habla en contra del “presentismo” impuesto por lo neoliberal, esa idea de que no hay más futuro que el marcado por las instituciones económicas”
MS: ¿Qué opinas del poder de los libros, pueden cambiar nuestra vida, la sociedad, hacernos mejores?
DB: La cultura, y en especial el libro es esencial para formarnos y que tengamos una serie de herramientas, de formas de entender el mundo que no sean de vía única, para saber que ha habido un mundo antes de nosotros. Este libro habla en contra del “presentismo” impuesto por lo neoliberal, esta idea de que no ha habido nunca pasado y de que no hay más futuro que el marcado por las instituciones económicas. Los libros sirven para conocer y para ver, pero por sí solos no son suficientes. Hace falta hablar sobre los libros y crear una comunidad para acabar con ese individualismo atroz que quieren imponernos los poderes económicos.
MS: Libros… y también cuadros. Porque muy cerca de aquí, en el Reina Sofía, hay una pintura que te fascina. En especial una mirada.
DB: Es el cuadro Cuerda de presos de José María López Mezquita, en el que se ve precisamente a unos presos que llevan custodiados a principios del siglo XX dos guardias civiles. Y, en medio de esa cuerda de presos, aparece un personaje que mira directamente hacia nosotros, hacia el espectador del cuadro, con una de esas miradas que es la que yo quería que los lectores y las lectoras tuvieran después de leer Todo empieza en septiembre. Una mirada de no arrepentirse porque cree que tiene la razón y la justicia está de su parte. Una mirada que exprese la conciencia de que no estamos solos, de que hay mucha más gente como nosotros que, de una forma u otra, nuestra identidad es común y compartida. Esa es la mirada que tenemos que alcanzar.
Daniel Bernabé dice adiós y se pierde, engullido por la boca de metro de Antón Martín. En mitad de la plaza, nuestra mirada cae bajo la atracción irresistible del monumento a los abogados de Atocha. Como nos recuerda el escritor, el pasado siempre vuelve. Amenazados de nuevo por la extrema derecha. Pero ahora, como entonces, sabemos que la justicia está de nuestra parte.
Agradecimientos a Santiago, de la libreria Sin Tarima Libros, y al Museo Reina Sofía