El engaño de las políticas fiscales de Ayuso

Hace poco estuve en San Fernando de Henares con los vecinos afectados por las obras del metro. Casas agrietadas, vibraciones de la sala mientras ven la tele, obras permanentes, desalojos, miedo, noches sin dormir, vidas amargadas… en fin, la leche.

Pretender confundir a la opinión pública “acusando” a estas gentes de ser peligrosos activistas (“haga como yo, no se meta en política”), denota la catadura moral de Ayuso y la banda que gobierna Madrid. Han generado una forma psicopática de entender la sociedad, no exenta de puntos de sadismo y aporofobia.

Es un fenómeno un tanto curioso. El efecto capitalidad de Madrid es bestial en términos económicos. Entre sus propias administraciones públicas, más las estatales que residen en esta comunidad, seguramente estaremos hablando de más de un cuarto de millón de personas. Con estabilidad en el empleo y, en buen número de casos, con niveles retributivos altos como corresponde al alto funcionariado del estado. El volumen de directivos y puestos de alta cualificación de las sedes centrales de empresas (españolas y multinacionales) que residen en Madrid, es igualmente inmenso. La población flotante que viene (venimos) semanalmente a la capital con un nivel de gasto/consumo medio, alto o incluso muy alto, también es incomparable a cualquier otro sitio.

"Han generado una forma psicopática de entender la sociedad, no exenta de puntos de sadismo y aporofobia"

España lleva siglos desplegando buena parte de sus infraestructuras de modo radial, es decir con Madrid como eje central de todo el despliegue de carreteras, líneas de tren, alta velocidad, etc,  y con serias limitaciones a desarrollos Inter-territoriales alternativos y complementarios (el eje Mediterráneo es el más evidente).

Es decir, Madrid (ciudad y comunidad) tienen una posición privilegiada sin paragón en España y solo comparable con otras grandes capitales, pero muy concretas como París; en ningún caso como Berlín, por citar dos ejemplos.

Las políticas fiscales que la derecha explica como clave en su desarrollo económico, son irrelevantes. Las reducciones de impuestos que Ayuso aduce para facilitar la instalación de multinacionales en la Comunidad de Madrid  son un puro engaño para tratar de reivindicar políticas fiscales que son un fracaso y cuya extensión al resto del país sería una catástrofe. La causa efecto no es así (rebajo impuestos y  vienen empresas). Es todo lo contrario (como vienen empresas me permito el lujo de bajar impuestos para construir un relato falso).

En Madrid da igual la política fiscal y económica que hagas respecto a las grandes empresas : puedes poner a gobernar a un mono con pistola que va a ir como un tiro porque todas las condiciones objetivas desplegadas durante mucho tiempo (no por Madrid, sino por España) inducen a que así sea. Aprovechar todas estas ventajas para incentivar algún tipo de dumping fiscal es lo más antiespañol que se puede hacer (e insisto, ese dumping no es la razón de la instalación de ninguna inversión  relevante en Madrid, como cualquiera un poco sensato puede entender).

"Las políticas fiscales de Ayuso son un fracaso y su extensión al resto del país sería una catástrofe"

La Comunidad de Madrid podría tener una política fiscal que facilitara unos servicios públicos, y un bienestar igualitario entre su población sin parangón. Y no se resentiría en nada la inversión. Pero la han colonizado para hacer políticas que son pura sicopatía social, para reforzar un proyecto político trumpista que es un peligro para la propia estabilidad de España como país. Se ha instalado una casta extractiva que bajo una retórica neoliberal promueve una permanente apropiación de recursos comunes. Me refiero a las actuaciones dentro de la legalidad.

Pero pese a que todo esto sea más o menos conocido, no deja de llamar la atención la enfermiza falta de empatía que se demuestra con la gente común que se atreve a protestar, por el hecho de que se le esté agrietando la casa. Es alucinante. Franco (el de “haga como yo, no se meta en política”) encarcelaba o asesinaba a los disidentes políticos hasta practicar un genocidio contra la población española organizada en opciones de progreso.

Y luego desarrollaba una visión paternalista de los buenos ciudadanos, siempre y cuando estos no se metieran en líos, en “política”. Esta derecha obviamente no aniquila poblaciones, aunque demoniza igualmente el activismo social y político y ha perdido cualquier capacidad empática y comunitaria. Es enfermizo.