San Fernando se hunde: el Metro enterró sus vidas

Dirección: Luis Lombardo. Texto: Eduardo Mesa.  Fotos y vídeo: Fran Lorente, Javier Cantizani. Montaje y edición vídeo: Javier Cantizani

En 2007 el metro llegaba a San Fernando de Henares (40.000 habitantes), un municipio de  trabajadoras y trabajadores que por fin podía conectarse con la capital, sentirse parte de Madrid. Aquel “sueño colectivo”, como se dijo entonces, se tornaría pronto en pesadilla.

Dos años antes, en 2005, la presidenta regional Esperanza Aguirre había decidido alterar el proyecto inicial (un trazado casi recto entre las estaciones de San Fernando y Jarama) para dibujar una curva improvisada que incluyera en el recorrido dos estaciones más: Henares y su gran proyecto estrella, el Hospital de Henares. Una obra faraónica construida a toda prisa, sin el adecuado estudio técnico, al servicio solo de intereses electorales. Había que inaugurarla como fuera antes de las elecciones del 27 de mayo de 2007. Y se hizo. Desde entonces la línea 7B se ha convertido en el punto negro del Metro de Madrid.

Poco después de la apertura comenzaron a aparecer las primeras grietas en varios edificios cercanos, a consecuencia de las filtraciones de agua subterránea. El resultado, 15 años después, es el desalojo de más de 100 vecinos, el derrumbe de 27 viviendas y el abandono de tres calles al completo. El miedo se expande día a día, grieta a grieta, por las calles de la localidad. Porque saben que, tarde o temprano, les tocará. San Fernando se hunde.  En aquella “maldita curva” descarrilaron sus vidas.

“Imagínate vivir en una casa en la que te despiertas por la mañana y ves trozos del techo en tu cama, escuchas los crujidos de la pared, escuchas como se abren poco a poco las juntas, ves cómo tu suelo se abre y eso durante 15 años, poco a poco, poco a poco, hasta que te desalojan y derriban tu vivienda”.

Las palabras de Alejandro Escribano, portavoz de la Plataforma de Afectados por el Metro de San Fernando de Henares, describen el calvario vivido por cientos de familias desde hace más de 15 años “sin que la Comunidad de Madrid haya hecho nada”. Más de 18 calles y 411 viviendas del municipio están amenazadas por las garras de un silencioso enemigo que turba su sueño y envenena el día a día. Grietas. Grietas. Y más grietas. 

Nos encontramos en lo que los vecinos llaman “la zona cero”. El epicentro del desastre. Cuatro calles de un barrio desangelado, casi fantasmal, donde apenas vive nadie y las gigantescas máquinas remueven la tierra sin cesar en una obra que parece interminable.

"Ves cómo tu suelo se abre y eso durante 15 años, poco a poco, poco a poco, hasta que te desalojan y derriban tu vivienda”

Nadie está a salvo. A diez, quince minutos de esta “zona cero”, a uno o dos kilómetros de este lugar desolado, advierte Alejandro, otras muchas familias sienten que el suelo se hunde, poco a poco, bajo sus pies. Están viviendo los primeros episodios de la pesadilla. “Si esto sigue así, llegarán a como estamos nosotros y este pueblo se acabará hundiendo. Es la crónica de un hundimiento anunciado

“El problema empieza poco a poco, de una manera muy sibilina. Al principio no abren puertas y ventanas, después piensas que la humedad de las puertas te está impidiendo que las abras, te pones a lijarlas, te comes media puerta y al final acabas viendo que no, el problema es que tu casa se está inclinando, es que tus ventanas no se abren y se cierran, y tienes que cambiarlas porque no puedes vivir allí”, describe Alejandro.

“Sadismo político”

En junio de 2008, tan solo un año después de su inauguración, la Comunidad de Madrid encargó un estudio conjunto a expertos de la Universidad Complutense y de la Politécnica. El resultado de la investigación ya alertaba de un elevado riesgo de hundimiento de las viviendas y de la alta probabilidad de “colapsos en el túnel del metro y en las edificaciones del entorno”. El ejecutivo regional disponía ya entonces de toda la información para actuar con diligencia y solucionar la situación de un millar de familias afectadas desde el principio. 

Desde que comenzaron los problemas la Comunidad de Madrid ha invertido más de 22 millones de euros en obras para inyectar hormigón al suelo, impermeabilizar el túnel o arreglar viviendas colindantes. Meros ‘parches’, en opinión de los vecinos afectados. Quince años después, el mapa de los 6,5 kilómetros y las siete paradas que componen el llamado Metro Este es la radiografía de un fracaso. Desde el pasado 24 de agosto la línea 7B está cortada parcialmente debido a las obras por un espacio de tiempo indeterminado. Es la novena interrupción que sufre la ampliación hacia el este de la línea 7 del suburbano desde su creación hace más de una década. O lo que es lo mismo, ha estado cerrada 1 de cada 3 días desde que se puso en funcionamiento.

Un informe de 2008 ya alertaba del elevado riesgo de hundimiento de las viviendas y de colapso en el túnel del metro

Incomunicados y abandonados por la administración autonómica, los vecinos del municipio, lejos de albergar esperanzas, son golpeados una y otra vez por las malas noticias. Después del verano, volvieron a saltar todas las alarmas cuando un nuevo informe encargado por la Comunidad de Madrid alertaba de que un tramo de las vías de la línea 7B de metro se hundió una media de entre 15 y 20 milímetros entre junio y agosto sin que existiera ningún signo de estabilización. Lo mismo ocurría en el túnel que acoge dichas líneas, con un descenso registrado de “entre 20 y 25 milímetros”. Es la última muestra del caos creado en esta zona del sureste de la región. Un nuevo capítulo de la pesadilla que viven estos vecinos. No se puede vivir así, no se puede gestionar esto así. El trato que nos da la Comunidad no es solo un ejemplo de negligencia, también se trata del sadismo político que ha empleado el gobierno regional contra las personas afectadas, contra las víctimas, denuncia Escribano.

Toda tu vida en 30 minutos

El 20 de septiembre de 2021, 27 familias se vieron forzadas a abandonar sus casas ante el riesgo de derrumbe. Les prometieron que volverían. Pero seis meses después el recuerdo de toda una vida quedaba reducido a escombros. Antes de la demolición solo tuvieron 30 minutos para acaparar sus pertenencias. ¿Cómo se puede condensar toda una vida en apenas unos instantes? ¿Qué se puede rescatar con unas manos atenazadas por el miedo?

“Somos nómadas, somos apátridas, no tenemos dónde ir, perteneces a un sitio donde no puedes estar”

Difícilmente puedo imaginarme una situación más dramática que que te digan que tienes que abandonar en media hora tu casa porque corre riesgo de derribo. ¿Qué hace una familia ante esa media hora que tiene por delante sin saber qué futuro tiene o si ni siquiera tiene futuro?”, relata Vicente García, secretario general de la Unión Comarcal Henares de CCOO.

Estamos exiliados, somos nómadas, somos apátridas, no tenemos ningún sitio donde ir, es la sensación de no pertenecer, de pertenecer a un sitio donde no puedes estar y encima te genera un daño emocional incalculable”, se lamenta Alejandro Escribano

Recuerdos enterrados bajo una capa de yeso y polvo. Vidas truncadas malviviendo en la soledad de apartahoteles, al amparo familiar, buscándose la vida mes a mes. Sin ayudas. Sin indemnizaciones. Sin tan siquiera percibir la prestación prometida de 798 euros mensuales  aprobada por la Comunidad de Madrid.

La escuela infantil está cerrada. La escuela para adultos ya no presta sus servicios. La Escuela Oficial de Idiomas dejó de funcionar hace mucho tiempo. Paula vive desde hace años en un barrio fantasma, sin luces, sin vecinos, en la más absoluta soledad. 

“Antes había vida, pero ahora no tenemos nada. Por la noche cuando miro por la ventana de mi comedor esto está completamente desierto. No veo nada, está todo cerrado. Sales a la terraza y no ves a nadie. Da pena vivir así. Y con el miedo en el cuerpo. Cuando estás durmiendo cruje el cimiento del piso”.  

Como una mancha de aceite el problema se extiende por las calles de San Fernando de Henares. En principio se hablaba de unos 411 inmuebles afectados, según los inventarios manejados por la propia Comunidad de Madrid. Después se cifraron en un número aproximado de 700. Si no se toman soluciones drásticas y urgentes, es probable que en un corto o medio espacio de tiempo las viviendas afectadas superen el millar.

Vista general de la zona de San Fernando de Henares afectada por el Metro

Vivir con miedo

En la confluencia de cuatro calles, Francisco Sabatini, Pablo Olavide, Rafael Alberti y Ventura de Argumosa, el miedo es un inquilino más. Como cuenta María, una vecina de toda la vida, el problema “se veía venir”. Las calles se quiebran, las paredes se agrietan poco a poco.  “Te acuestas y no sabes si los ruidos que hay te van a afectar, si se mueve el bloque… vivimos con mucho miedo”, relata Rocío, otra de las habitantes del barrio. En el piso de Mari Ángeles hay puertas que ya no se cierran. Los rodapiés se levantan de una manera alarmante. Se diría que la tarima del comedor tiene vida propia. El suelo del baño parece “a todas horas fregado”, a consecuencia de la humedad. El radiador está a punto de caerse. El ascensor luce rodeado de grietas. Hace tan solo seis años, con mucho esfuerzo, Mari Ángeles invirtió sus ahorros en reformar su hogar. Cambió el suelo, las tuberías… “Ahora todo se ha ido al garete. Vivo con miedo. Un día se cae una cosa, otro día se acaba de caer otra. He tenido que alquilar un trastero porque no sé si me van a dar 10, 15 o 20 horas para abandonar mi casa, suponiendo que me den tiempo antes del desalojo”, afirma. Desde el balcón de Paula se divisa un callejón fantasma donde ya no vive nadie. Esta vecina de toda la vida invita a los responsables políticos a “pasar aquí una semana”. Quizá entonces, piensa, puedan sentir lo que es dormir con los cimientos crujiendo bajo tus pies. Convivir con el pánico de  que “algún día te echen como los han echado a ellos”. O lo que es peor, que algún día pase una desgracia. “Que se caigan los bloques, que pase cualquier cosa. Entonces ya no habrá solución”.

“Cuando estemos todos en ataúdes en un complejo deportivo y vengan con coronas, entonces se hará de verdad algo”

A  las puertas de la casa de David una frase anuncia la entrada a un mundo mejor: “La felicidad está dentro”, reza el felpudo. Difícil de entender cuando vives en el corazón de una obra interminable que vomita día tras día ruido y polvo desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la tarde. Siete meses de martilleo constante y ahora la pesadilla de las demoliciones. A pesar de todo, su hogar sigue siendo el último refugio. “La felicidad está dentro porque aquí vivimos mi mujer, mis hijos y yo. Pero no podemos estar felices porque estamos sufriendo mucho y no tenemos ayuda ni ninguna solución”

La ‘zona cero’ se expande, silenciosamente, día tras día, noche tras noche. Son nuevos bloques de viviendas, nuevas zonas con problemas que no existían hace un año. Los daños, dicen los vecinos, “avanzan a una velocidad de vértigo”. El miedo se esconde en cada grieta, en cada habitación, en cada inocente ruido. “Cuando estemos todos en ataúdes en un complejo deportivo y vengan a vernos con coronas entonces se hará algo. Será la solución definitiva, cuando estemos todos muertos”, se lamenta David.

Abucheos a Ayuso

El pasado 20 de septiembre, coincidiendo con el fin de la Orden de Emergencia de 24 familias realojadas en apartahoteles, que a partir de ese día debían hacerse cargo de su alojamiento con la “mísera ayuda” de 798 euros impuesta por la Comunidad de Madrid, más de 10.000 habitantes de San Fernando se manifestaban en la Plaza de España de la localidad pidiendo soluciones al gobierno de Isabel Díaz Ayuso

Después de 15 años de grietas y abandono institucional la presidenta regional visitó finalmente San Fernando de Henares el 16 de octubre para explicar las actuaciones planteadas por su ejecutivo en relación al drama de las familias afectadas por la línea 7B de metro. Un numeroso grupo de vecinos la recibió entre gritos y abucheos y la Policía se vio obligada a intervenir ante la creciente tensión. Indignados, los habitantes de este castigado municipio no acaban de creerse las promesas de Díaz Ayuso de inyectar 120 millones de euros para continuar con las actuaciones integrales y salvaguardar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.

“Cuando hablamos de vidas rotas lo decimos de verdad. Les han robado la vida”

El pasado 16 de noviembre una delegación encabezada por el alcalde de la localidad, Javier Corpa, y el presidente de la Asociación de Afectados ‘Presa-Rafael Alberti’, Juan Antonio Fuentes, se desplazó a Bruselas para trasladar a los parlamentarios europeos la grave situación creada por la línea 7B en más de 400 viviendas. 

Desde el inicio de esta pesadilla, que parece no tener fin, Comisiones Obreras ha estado al lado de los cientos de familias afectadas, acompañándolos y denunciando el abandono institucional y el maltrato político. “Desde Comisiones Obreras no vamos a parar de denunciar el drama que viven los vecinos y vecinas de San Fernando. Exigimos al gobierno regional que deje de mirar para otro lado y tome medidas urgentes ya. Es necesario un Plan Integral que solucione de manera definitiva esta grave situación. Viviendas  e indemnizaciones justas para quienes han perdido sus casas. Arreglo de todos los desperfectos en los pisos afectados, así como los ocasionados por las obras en las calles de la localidad. Recuperación de los servicios y dotaciones públicas perdidas y una solución definitiva a los problemas de transporte generados por los continuos cortes del metro», sostiene Paloma López, secretaria general de CCOO Madrid.

“Estar aquí, ver tu casa, el esfuerzo de tu vida, donde has nacido, donde te has criado, donde tus padres te han querido, donde tus abuelos te han visto crecer y que eso desaparezca de la noche a la mañanaCuando decimos que son vidas rotas lo decimos de verdad. Les han robado la vida”, se lamenta Alejandro Escribano

San Fernando se hunde. El metro enterró sus ilusiones.