"En el campo de la investigación se tiende a excluir a las mujeres”
Dirección: Luis Lombardo. Texto: Alejandra Acosta. Fotos: Fran Lorente. Vídeos y edición: Javier Barrio y Carolina Villafruela
Si los logros científicos tuvieran el mismo predicamento mediático que los logros deportivos, a Alicia Durán la habrían recibido en el Palacio de Cibeles como a la selección española de fútbol. Doctora en Ciencias Físicas, profesora de investigación del CSIC, sindicalista de CCOO, acaba de recibir el Premio Otto Schott 2022, el galardón más importante que se otorga a nivel internacional a la excelencia en la investigación del vidrio. Madrid Sindical ha pasado con ella una mañana en el Instituto de Cerámica y Vidrio, donde investiga.
La fotografía del físico más sobresaliente de todos los tiempos cuelga en la pared del despacho de Alicia Durán en el Instituto de Cerámica y Vidrio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Es la de Albert Einstein, un clásico. Pero hay otros dos retratos que sorprenden: los de Marcelino Camacho y Dolores Ibárruri. Así que no hacen falta algoritmos para hacerse rápidamente una idea de por dónde va esta científica que ha alcanzado la excelencia como investigadora, y lo ha hecho sin dejar de batallar desde CCOO por la igualdad y los derechos laborales de todo el personal del CSIC.
Fue precisamente su actividad sindical cuando era una joven licenciada en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) lo que obligó a Alicia Durán a exiliarse en España tras el golpe militar de 1976 en su país natal. Logró sobrevivir durante dos años con una exigua beca de 15.000 pesetas mensuales (90 euros) que el Gobierno de España concedía a descendientes de españoles de primera y segunda generación, y que dio pie a que sus colegas la bautizaran, con guasa gaditana, como “el milagro de la UCD”. En 1978 llegó al Instituto de Cerámica y Vidrio para hacer el doctorado, justo cuando se estaban fundando las Comisiones Obreras del CSIC, de manera que pudo reconstruir su vida en España sin renunciar a sus dos grandes pasiones, la ciencia y la lucha sindical.
Durán es una de las escasas mujeres que han alcanzado el máximo nivel en la escala científica
De aquello han transcurrido 45 años y Alicia Durán es hoy una de las escasas mujeres que han alcanzado en España el máximo nivel en la escala científica. Como guinda a una exitosa carrera acaba de recibir el Premio Otto Schott 2022, el galardón más importante que se otorga a nivel internacional a la excelencia en la investigación del vidrio. A continuación, resumimos la conversación que Madrid Sindical ha mantenido con ella sobre las dificultades a las que se enfrentan las mujeres que trabajan en el ámbito de la ciencia. Publicaremos una segunda parte sobre cómo las aplicaciones en la investigación del vidrio mejoran increíblemente nuestras vidas.
Hay investigador@s trabajando en Zara o sirviendo copas en un bar”
Madrid Sindical.- Alicia, su caso es bastante excepcional. ¿Por qué hay tan pocas mujeres en los niveles superiores de la investigación?
Alicia Durán.- Está muy estudiado que son los cuidados los que limitan la carrera científica de las mujeres. Seguimos asumiendo mayoritariamente el cuidado de los hijos y de los mayores de la familia, por eso llega un momento en que las investigadoras nos vemos obligadas a elegir entre vida privada o promoción profesional, una elección a la que no se enfrentan nuestros colegas varones.
MS.- Lo que se conoce como techo de cristal.
AD.- Así es. A pesar de que las mujeres son mayoría en los grados universitarios de ciencias y obtienen mejores resultados académicos, luego, en la carrera profesional la proporción de mujeres va disminuyendo a medida que se sube en las escalas científicas. El fenómeno del techo de cristal es especialmente visible en el grupo de las investigadoras. Pero también pasa entre el personal técnico y de gestión, donde las mujeres consiguen menos complementos y ocupan mayoritariamente los niveles inferiores, sin acceder a ninguna promoción en toda su vida laboral.
MS.- ¿Usted ha tenido hijos?
AD.- No, y esa una de las circunstancias que me ha permitido llegar al nivel más alto en la escala del CSIC, que es el de profesora de investigación. Aunque resulte duro decirlo, la maternidad limita la carrera profesional de las científicas. Es absurdo, pero es así. Yo he podido hacer estancias profesionales de uno o dos meses en distintos países, una posibilidad que cuando una mujer tiene familia no se lo plantea. Es una situación que se repite en todo el mundo, no solo en España. Ante la decisión de irse al extranjero, por ejemplo a una estancia posdoctoral, las mujeres tienden a apoyar las carreras de sus maridos, al contrario sigue siendo excepcional.
“La maternidad limita la carrera profesional de las científicas. Es absurdo, pero es así”
MS.- El CSIC es el organismo científico con más proporción de mujeres en la cima, un logro de la Comisión de Mujer y Ciencia, de la que usted ha formado parte.
AD.- Cuando en 2002 empezó a funcionar la Comisión de Mujer y Ciencia, la proporción de profesoras de investigación en el CSIC era del 13%. En menos de cinco años cambiamos la situación con una única medida, la de exigir paridad en los tribunales tanto de oposiciones libres como de promoción. En 2005 el porcentaje de profesoras de investigación había subido hasta el 22%, y en 2008 llegó al 26%. Pero esta cifra se ha estancado. ¿Por qué? Porque no es solo una cuestión de discriminación, sino por la enorme resistencia a avanzar en la corresponsabilidad de los cuidados. Las revistas Nature y Sciencie han advertido que no se puede apostar por una ciencia en la que la mitad de su personal tenga que escoger entre su vida personal y profesional. No puede ser que consideremos que lo natural es que sean siempre las mujeres las que asuman los cuidados y las renuncias que conllevan.
MS.-¿Qué papel desempeña CCOO en la Comisión de Igualdad?
AD.- La constitución de la Comisión de Igualdad en el CSIC, derivada de la ley de Igualdad, no ha sido fácil. Ha sido CCOO quien más ha apoyado y promovido el trabajo en esta Comisión, que pretende identificar y superar las desigualdades de todas las mujeres, también de las técnicas y gestoras, donde los límites son más sutiles. Aunque los salarios son fijos, la discriminación salarial en estas escalas se produce a través del sistema de productividades. Esta Comisión ha elaborado el I y II Plan de Igualdad del CSIC -el primero de toda la Administración el Estado- y publicado los Protocolos de Acoso Laboral y Acoso Sexual, y es ya una referencia en toda la administración pública
MS.- ¿Es imprescindible, en todo caso, para dedicarse a la investigación una entrega total, vivir por y para la ciencia?
AD.- En absoluto. Una idea que hay que desterrar del imaginario colectivo es que la investigación y la ciencia solo avanzan gracias a quienes les dedican 14 y 16 horas al día. Siempre nos están atosigando con esa noción de excelencia. Hay gente que solo vive para esto y esa dedicación es admirable, se la reconocemos, pero los laboratorios se nutren de profesionales que no tienen que renunciar a su vida privada. La ciencia es un hecho colectivo que no avanza solo con los excelentes, avanza con todo el edificio que tiene detrás, investigadores, personal técnico y personal de gestión. Necesitamos hombres y mujeres normales trabajando en ciencia; necesitamos conciliar vida laboral y vida familiar, tener hijos y cuidarlos. No necesitamos héroes, necesitamos investigadores, técnicos, gestores, que hagan bien su trabajo, que amen la ciencia, como también aman a su familia, a sus amigos y a su ciudad.
“Los síntomas de infarto en mujeres no se conocen porque apenas se han estudiado”
MS.- ¿La falta de perspectiva de género en la investigación tiene consecuencias para las mujeres?
AD.- Muchas y graves. En el campo de la investigación, ese que genera conocimiento en el sector público y en las empresas, se tiende a excluir a las mujeres. Es un sector con características claramente androcéntricas, es decir, se construye desde lo masculino. No solo en el día a día de la investigación sino, más grave, en el propio diseño de los programas. El ámbito farmacéutico es un ejemplo de libro. Por ejemplo, todo el mundo cree conocer los síntomas del infarto, pero los que la gente conoce son los síntomas en los hombres. En las mujeres son otros, y no se conocen porque se han estudiado mucho menos. O el caso más reciente de las vacunas contra la COVID. Se han detectado efectos secundarios sobre el ciclo menstrual y a nadie se le había ocurrido estudiar que eso podía pasar. Es necesario legislar para garantizar que los complejos procesos de autorización de medicamentos exijan que los ensayos farmacéuticos incluyan al menos la misma cantidad de hombres y mujeres.
MS.- ¿La precariedad laboral afecta también más a las mujeres en el ámbito de la ciencia?
AD.- Desgraciadamente, sí. Las mujeres son mayoría en las tareas de menos nivel, en los contratos temporales, en los salarios más bajos… Hablamos metafóricamente de un suelo pegajoso del que las mujeres no logran desprenderse y que las mantiene durante toda la vida laboral en condiciones de precariedad y en los niveles más bajos de la escala profesional. Y lo que es peor, esas condiciones de precariedad en el trabajo se heredan de madres a hijas.
MS.- La temporalidad en el CSIC afecta al 45% del personal. ¿Mejorará la situación con la reforma laboral?
AD.- La reforma laboral elimina los contratos por obra y servicio, que son los que han provocado esa tremenda precariedad. El personal investigador llega a un puesto fijo con más de 40 años. No puede ser. Las y los ‘ramonesycajales’ de hoy tienen una media de 43 años, lo cual es un absurdo porque la época de mayor creatividad está en la treintena. En España, al menor síntoma de crisis se producen unos recortes terroríficos tanto en recursos humanos como en proyectos científicos. Eso explica la enorme fuga de cerebros. Tenemos dispersos por Europa y EEUU entre 20.000 y 30.000 investigadores e investigadoras que no pueden volver porque no les podemos ofrecer un contrato estable. Y quienes no quisieron o no pudieron irse fuera están trabajando en Zara o sirviendo copas en un bar. No nos podemos permitir ese desperdicio de talento.
“Nos va la vida en defender la reforma laboral en el sector de la ciencia”
MS.- Finalmente, ¿responde a las demandas de la comunidad científica la nueva Ley de Ciencia que el Consejo de Ministros aprobó el pasado 18 de febrero?
AD.- Hay algún avance, pero sigue sin abordar los grandes problemas. El mayor avance es aplicar la reforma laboral y eliminar los contratos de obra y servicio imponiendo contratos indefinidos. Pero muchas universidades y fundaciones se oponen; nos va la vida en defender esa reforma laboral en el sector de la ciencia. Pero la Ley de Ciencia es débil e incompleta, con muy pocos compromisos de financiación. Una de las críticas más duras que hacemos desde CCOO es que solo tiene en cuenta al personal científico, pero sigue ignorando al personal técnico y de gestión, que en el CSIC es casi el 60%. Nos dicen que se va a solucionar con la Ley de Función Pública, pero llevamos esperando desde 2007, estamos en 2022 y seguimos en las mismas. La ciencia no puede avanzar sin ese personal. No considerarlo negándole una carrera profesional impedirá avanzar a la ciencia en su conjunto.