Por Pilar Morales, secretaria de las Mujeres de CCOO de Madrid ⇒
In Memoriam de Susana y Paquita, que siguen revoloteando con nosotras e inspirándonos como su ejemplo de lucha por los demás. Gracias por tanto, maestras
En CCOO de Madrid hemos incorporado a la acción sindical la lucha contra la violencia hacia las mujeres porque es una causa justa, por supuesto, pero además porque quienes más la sufren son las que pertenecen a la clase trabajadora a la que representamos al ser las que menos recursos tienen para escapar de las garras de su maltratador y ponerse a salvo.
El sindicalismo tiene que ser feminista o no será. Las mujeres en CCOO son cada día más numerosas. Y no solo como afiliadas, también crece el número de delegadas y el de integrantes de los órganos de dirección. Hombres y mujeres de CCOO hemos asumido que una organización como la nuestra no puede mirar para otro lado ante tantas formas de maltrato hacia las mujeres por el solo hecho de serlo.
La pandemia ha mostrado como nunca antes el alcance del colosal trabajo que realizan las mujeres en el sostenimiento de la vida. Somos nosotras las que nos encuadramos en los sectores ligados al cuidado, en la sanidad, en los centros de mayores, en la enseñanza, en el comercio, en la alimentación, en la limpieza… Trabajos sin los que la vida no sería posible y que, sin embargo, la sociedad patriarcal, capitalista y machista no reconoce como esenciales. Muy al contrario, nos desprecia con los contratos más precarios, los salarios menores y la falta de medidas de conciliación de la vida personal y laboral. Quienes tienen poder para desahuciar, despedir, embargar a mujeres empobrecidas y con cargas familiares no compartidas o en desempleo no dudan en ponerlas en la calle, incluso si son víctimas de violencia machista.
En estos meses tan oscuros las mujeres han seguido haciéndose cargo en los hogares, de forma mayoritaria, de los cuidados, incluso atendiendo las necesidades escolares de niños y niñas, y con muchísimas dificultades por la brecha digital. No todos los hogares disponen de conexión a Internet ni de los dispositivo tecnológicos necesarios, ni la dedicación extra que requieren niños y niñas cuando las clases se imparten en casa. Más estrés y desesperación añadida. No es cierto que haya igualdad de oportunidades ni tampoco que estemos en una sociedad corresponsable. Y mucho menos en la Comunidad de Madrid, donde la desigualdad es escandalosa e inmoral.
Desde el feminismo sindical hemos comprendido que formamos parte de todo el movimiento organizado de mujeres. En nuestro caso, batallamos día a día desde los centros de trabajo, las mesas de negociación y la denuncia institucional de unas políticas que no tienen perspectiva de género y que también nos dañan. Y en el caso de la violencia machista, prevenir, denunciar y sancionar a quienes la ejercen en las empresas.
De la desigualdad no nos sacará ni un príncipe ni un macho alfa, solo el empleo digno y con derechos que nos permita ser libres e independientes.