“Aprenderemos a convivir con el covid como lo hacemos con la gripe”
Desde que se declaró la pandemia, Raquel Castejón, científica, integrante del equipo de investigación del Hospital Puerta de Hierro y delegada de CCOO, dedica todo su conocimiento y experiencia a desenmascarar al enemigo mundial número uno: el covid-19. Admite el desconcierto inicial de la comunidad científica, asegura que ahora estamos más preparados para paliar el daño que ocasiona el coronavirus, se muestra muy prudente respecto a la vacuna y vaticina que de esta saldremos.
Texto: Alejandra Acosta; fotos: Fran Lorente; vídeo: Fran Lorente, Javier Cantizani
Pregunta.- A la gente de a pie nos está costando asumir los devastadores efectos del covid-19. ¿Cómo vivís la pandemia quienes trabajáis entre virus y bacterias?
Respuesta.- En un primer momento el desconcierto fue total también entre la comunidad científica. Antes habíamos tenido noticias de virus similares, pero las zonas de contagio quedaban limitadas a áreas de oriente, sobre todo de China. Fue cuando el covid-19 llegó a Italia cuando supimos que no teníamos escapatoria.
P.- ¿Previeron la que se nos venía encima?
R.- Teníamos algunas certezas. Sabíamos que no era un virus de elevada mortalidad, pero sí mucho más contagioso que cualquier otro conocido y que se extendía a toda velocidad. Eso sí lo vimos venir. Pero aun así, recuerdo que al principio los investigadores trabajábamos sin mascarillas, solo las llevaban los enfermos, y cuando llegaban con síntomas sospechosos, si no habían viajado a China o a zonas en las que se habían confirmado contagios se descartaba la infección por covid y ahí quedaba todo. Pero las cosas cambiaban a velocidad de vértigo. De un día para otro nos dimos de bruces con la saturación hospitalaria y la falta de equipos EPI, de camas UCI, de respiradores… y toda aquella situación tan tremenda que vivimos…
En Vídeo
Entrevista a Raquel Castejón, investigadora biomédica en el Hospital Puerta de Hierro
“Más de 800 muertos en un día, como ocurrió el 31 de marzo, es una burrada”
P ¿No sabían entonces los efectos letales que el coronavirus podía causar en grupos de población de riesgo?
R.- Desconocíamos por completo su comportamiento, íbamos aprendiendo sobre la marcha.
P- Raquel, para evitar posibles malas interpretaciones. Afirma que no es un virus de elevada mortalidad, pero el covid se cobra muchas vidas. Solo en España -con 1.381.218 de contagios diagnosticados hasta hoy (9 de noviembre)- han muerto 39.345 personas a consecuencia del coronavirus, y podrían ser muchas más cuando se analicen todas las variables.
R.- Hablo desde el punto de vista epidemiológico. Lo aclaro con un ejemplo. Si fuera el virus del ébola, cuya tasa de mortalidad según la OMS es del 50%, con esas mismas cifras de contagio que usted señala estaríamos hablando ahora mismo de más de 600.000 muertos en vez de 39.000. Sería una catástrofe de dimensiones incalculables. Lo que ocurre con el coronavirus es que hay contagio comunitario. Por muy baja que sea la tasa de mortalidad, el número de personas infectadas es muy elevado y, por tanto, el número -que no el porcentaje- de muertes, también. Y no solo eso. Muchas de ellas, que pertenecen a grupos de riesgo, necesitarán atención hospitalaria e ingreso en una UCI, por lo que tenemos que evitar que el sistema sanitario se desborde. Garantizar la atención médica a toda la población también significa menos mortalidad. Dicho esto, más de 800 muertos en un solo día a consecuencia de un virus, como ocurrió el 31 de marzo en España, es una burrada. Es como si se hubieran caído cuatro aviones de pasajeros al mismo tiempo. Todos debemos concienciarnos de seguir a rajatabla las medidas de prevención que se establecen en cada momento. La vida de miles de personas está en juego.
P.- Imagino que desde el minuto uno el departamento de investigación del Puerta de Hierro dedicó todos su esfuerzos al covid. ¿Qué tipo de investigación realizan?
R.- Justo antes del confinamiento, a primeros de marzo, el Departamento de Investigación del Puerta de Hierro empezó a colaborar con los servicios clínicos e investigando a la vez. Al inicio de la pandemia, nuestro trabajo se centró en contestar a una pregunta crucial: qué gravedad podría llegar a tener un paciente infectado de coronavirus en función de su nivel de riesgo y de su respuesta a los tratamientos que ensayábamos. Nuestro cometido era pronosticar si iba a empeorar al punto de necesitar una cama UCI en un momento en el que éstas eran muy escasas. Ese era nuestro frente inmediato.
“Nuestro frente inmediato fue pronosticar si un paciente se iba a agravar como para necesitar una UCI”
P.- ¿Decidían quiénes entraban en la UCI?
R.- No, esa decisión corresponde a los clínicos y es muy difícil de tomar. La investigación, en ese momento, trataba de ayudar contestando a preguntas sobre pronósticos y tratamientos.
P.- ¿Avanzamos a buen ritmo en el conocimiento de este escurridizo virus?
R.- Ahora sabemos mucho más acerca del comportamiento del covid-19: qué efectos provoca, qué tratamientos son más efectivos para evitar o paliar el daño que causa en pacientes con patologías de riesgo… Sin duda, estamos más preparados para adelantarnos al daño que puede ocasionar en las personas infectadas y, por tanto, para combatirlo, evitarlo o minimizarlo. También estamos trabajando con personas que han superado la enfermedad. Les hacemos un seguimiento para investigar por qué unas se recuperan del todo mientras otras arrastran secuelas.
“Investigamos por qué unas personas se recuperan del todo y otras arrastran secuelas”
P.- En esta segunda ola ha habido mucha más gente joven infectada. ¿Por qué?
R.- No creo que haya más contagios entre la gente joven en esta segunda ola. También los hubo en la primera, pero la mayoría no se enteró de que tenía covid. Seguramente pensaron que era un catarro leve o, en el peor de los casos, una gripe más o menos fuerte. No se hacían pruebas y a los hospitales llegaban los casos graves, que eran en su mayoría gente mayor y con patologías que agravaban la infección por covid, como problemas respiratorios, cardiovasculares, obesidad, diabetes… El perfil de riesgo sigue siendo el mismo.
P.- Todas las esperanzas están puestas en las vacunas. El laboratorio estadounidense Pfizer acabar de anunciar que su vacuna experimental es efectiva en un 90% y que en 2021 podría producir 1.300 millones de dosis. Es una gran noticia.
R.- Sí, pero hay que ser prudentes. Por mucha prioridad que se le dé a la obtención de una vacuna, por muchos recursos económicos, técnicos y humanos que se le dediquen, obtener una lleva su tiempo. Los plazos se van a acortar, eso seguro, porque las empresas farmacéuticas y los gobiernos de todo el mundo tienen el máximo interés y están impulsando la investigación, hay mucho en juego, pero indicar un plazo concreto es imposible. No se puede saber. Tampoco se sabe cuándo habría disponibilidad de dosis suficiente para vacunar a toda la población. Y tal vez pase como con la vacuna de la gripe, que haya que crear una cada cierto tiempo. Son muchas las incógnitas. Por otra parte, no olvidemos que las vacunas no son efectivas al cien por cien, el mismo laboratorio Pfizer habla del 90%, y que no todo el mundo es capaz de generar la misma inmunidad con la misma vacuna…
“Los terraplanistas, antivacunas y negacionistas nos ponen la piel de gallina”
P.- En resumen, tenemos coronavirus para rato… Pero alguna vez desaparecerá, ¿o no?
R.- Nadie sabe qué va a pasar con el covid. Sería mucho especular. Puede suceder que desaparezca por un conjunto de factores, unos biológicos que modifiquen el virus, otros sociales, como las medidas de protección, sumados al avance de los tratamientos y los fármacos. Y si no desaparece, aprenderemos a convivir con el coronavirus como hemos aprendido a hacerlo con la gripe, que, no olvidemos, también causa muertes cada año. De una u otra forma, saldremos de esta. Seguro.
P.- ¿Qué opinión le merece la gestión de la pandemia en la Comunidad de Madrid?
R.- La población necesita tener la seguridad de que quienes toman las decisiones saben lo que se hacen. No se puede salir hoy diciendo una cosa y mañana la contraria. La gestión en Madrid es desastrosa.
P.- El pasado sábado se han manifestado en Madrid un millar de personas convocadas por un sindicato minoritario de policías negacionistas. No son muchas pero llaman la atención y tienen su público. Mantienen que el covid no existe. ¿Cómo se toma la comunidad científica el éxito de grupos como los terraplanistas, los antivacunas, los negacionistas del coronavirus…?
R.- Nos ponen la piel de gallina. ¡Qué sinrazón! Es absolutamente lamentable que tengan tanto eco y que se hayan hecho tan populares en las redes sociales. Hemos llegado a tal extremo que hasta revistas científicas de prestigio mundial como Nature y Science han tenido que publicar artículos rebatiendo los bulos que difunden estos grupos y que confunden y atemorizan a la población. No hay que hacerles ningún caso.