“La Policía tiene que actuar con sentido común para que la gente no se sienta agredida”
“A la Policía también nos resulta inquietante ver la ciudad vacía”, comenta Maru Anastasio Sánchez, una agente municipal, delegada de CCOO, que lleva 17 años patrullando las calles de Alcalá de Henares, primero en la Unidad de Tráfico y después en la de Seguridad Ciudadana. La historia que vamos a contar, a través de ella, arranca el día en el que las risas y las voces de los niños y niñas dejaron de oírse en los patios y las aulas de los colegios madrileños, un hecho turbador donde los haya para quien tiene entre sus cometidos cuidar de la seguridad de los centros escolares y su entorno.
Casada con otro policía municipal y madre de dos niñas de 7 y 11 años, Maru Anastasio no duda en señalar la fecha en la que de un día para otro las coordenadas de su vida y su trabajo se desplazaron hacia una dimensión desconocida. Fue el 11 de marzo de 2020, cuando se decretó el cierre de los colegios en Madrid.
“Todo cambió de repente”, recuerda, “aunque intuíamos desde hacía semanas que el coronavirus, que ya había llegado a España, iba a tener consecuencias graves. No había más que fijarse en lo que pasaba fuera”. En una mesa de Policía que se había celebrado 25 días antes del cierre de las escuelas CCOO ya planteó si se les iba a dotar a los agentes de mascarillas, guantes y otro material de protección individual para realizar su trabajo, “a pesar de que hubo voces que nos tildaron de exagerados”.
Con el espacio público cerrado a cal y canto para la especie humana, las labores de los municipales se centran en el interior de los hogares
“Los fallecimientos en domicilios y los suicidios han aumentado, igual que la violencia de género y los conflictos de convivencia”
“Antes creíamos que el virus nos pillaba lejos. Ahora sabemos que el muerto puedes ser tú”
Más muertes en domicilios
Como agente local, sus tareas son habitualmente muchas y de lo más diversas: atestados y control del tráfico, aplicación de la ley de espectáculos, protección del medio ambiente, inspecciones, vigilancia de los coles, de aforos, de la doble fila, labores de policía administrativa… en fin, todo aquello que garantiza que la vida y la convivencia ciudadana transcurren con normalidad. Pero en este escenario a lo ‘blade runner’, con el espacio público cerrado a cal y canto para la especie humana, las labores de los municipales se centran ahora en el interior de los hogares.
“Los fallecimientos en domicilios y los suicidios han aumentado, igual que la violencia de género y los conflictos de convivencia. Se nos dan situaciones de todo tipo”, explica. Y los conflictos se agravan e incrementan según avanza el confinamiento. “Imagínate, por ejemplo, un piso compartido en el que unos tengan para comer y otros no”.
Acostumbrada a patrullar por los lugares más bulliciosos de la histórica localidad, sobre todo en fiestas, mercadillos, cabalgatas, procesiones y ferias, le choca el silencio y la distancia obligada con los escasos alcalaínos que merodean por las calles. “Antes dialogábamos con la gente, nos acercábamos. Ahora es todo mucho más frío y la conversación se limita casi a monosílabos para garantizar que las normas del confinamiento se cumplen”. Entre las imágenes urbanas insólitas le sorprende la de la plaza donde se instala habitualmente el mercadillo de Alcalá de Henares, ocupada estos días por los patos que se acercan desde el río.
Vecinos inquisidores
A nuestra delegada de CCOO no se le escapa el poder que un estado de alarma otorga a los cuerpos de seguridad, por lo que la responsabilidad de los agentes a la hora de actuar y hacer cumplir las normas cobra especial relevancia. “Hasta los propios vecinos en estas circunstancia se vuelven muy inquisidores, se transforman en policías de la noche a la mañana”. Los balcones y ventanas son como torres de vigilancia. “En un momento como este”, reflexiona, “pienso en la fortuna que tenemos de vivir en un país democrático. La ciudadanía puede estar tranquila. Nuestro objetivo es protegerla. Por eso tenemos que actuar con sentido común para que la gente no se sienta agredida”.
A las policías locales les ha tocado dar la cara en la ingrata y complicada tarea de convencer, a base de insistir, a la ciudadanía de la necesidad, y obligación, de quedarse en casa y de no salir salvo para lo imprescindible. El acatamiento de las estrictas normas del confinamiento fue más efectivo a partir del anuncio de multas de hasta 1.500 euros por aventurarse a salir del domicilio sin justificación. “Y también a estas alturas, quién no tiene un conocido o un familiar contagiado. Antes creíamos que el virus nos pillaba lejos. Ahora sabemos que el muerto puedes ser tú”.vuelven
“Hasta los propios vecinos en estas circunstancias se vuelven muy inquisidores. Los balcones y ventanas se han transformado en torres de vigilancia”
“Las personas mayores tienen que extremar las precauciones”, avisa, “sobre todo los días posteriores al cobro de la pensión”
Labor no reconocida
Las policías municipales son las que más están trabajando en esta pandemia para velar que se cumple el estado de alarma. “En Alcalá de Henares lo hacemos mano a mano con la Nacional, al 50%. Sin embargo, en las ruedas de prensa aparecen representantes de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, pero ningún portavoz nuestro. Desde CCOO reclamamos que se visibilice nuestro esfuerzo”, subraya Maru Anastasio.
Entre los delitos más comunes estos días enumera las estafas de quienes se hacen pasar por sanitarios encargados de hacer test en los domicilios, atracos en cajeros y robos de coches. “Las personas mayores tienen que extremar las precauciones”, avisa, “sobre todo en días posteriores al cobro de la pensión”.
Optimista por naturaleza, aconseja ser prudente, pero no tener miedo. “Tenemos que intentar ser felices y no volvernos locos”.
187 mensajes en el whatsapp
De una plantilla de unos 250 agentes en la Policía Municipal de Alcalá de Henares, un centenar está afiliado a CCOO. “Nos hemos convertido en la mejor asesoría informativa en esta pandemia”, afirma Maru Anastasio. Su grupo de whatsapp sindical echaba humo cuando comenzó el estado de alarma. “Si dejaba de leerlo durante 5 minutos me encontraba hasta con 187 mensajes. Menos mal que la situación se va normalizando”.
Aparte de la labor habitual como delegada de CCOO, esta crisis ha incrementado sus cometidos sindicales: “Estamos pendientes de que haya equipos de protección individual, de que se tomen las medidas de seguridad dentro de los edificios, de cómo se patrulla, de las modificaciones en las libranzas y de los cambios normativos que se suceden a toda velocidad. Tenemos que saber en cada momento qué personas y qué sectores pueden estar en la calle y qué documentación deben portar. Los delegados y delegadas sindicales nos encargamos de trasladarles las novedades a nuestros compañeros porque no hay tiempo para acciones formativas. Nos llaman agentes contagiados o que han estado expuestos preocupados por cómo se tramitan las bajas, si es accidente de trabajo o no. Hay muchísimas dudas e intentamos solventarlas todas”.
“Los delegados y delegadas sindicales hacemos mucho trabajo invisible”, concluye. “Nuestra labor en defensa de los trabajadores es un pilar del estado de bienestar y previene muchos problemas de cara al futuro”.
“En las ruedas de prensa aparecen representantes de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, pero ningún portavoz nuestro”
El acatamiento de las estrictas normas del confinamiento fue más efectivo a partir del anuncio de multas de hasta 1.500 euros
De una plantilla de unos 250 agentes en la Policía Municipal de Alcalá de Henares, un centenar está afiliado a CCOO